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1-1: Otra historia épica

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Un Rinconada en cuadro rescata un punto ante el Puebla con diez futbolistas gracias a un gol de Andrades tras una jugada a balón parado

El Rinconada volvió a tirar de épica en el San Sebastián de La Puebla y, aunque esta vez no consiguió llevarse los tres puntos, amarró uno que sabe mejor que una victoria, dadas las circunstancias en las que se desarrolló el partido.

Los hombres de Andrés Millán visitaban uno de los feudos más complicados de la Segunda Andaluza, donde contaban por derrotas sus anteriores visitas y ante un rival de los más fuertes de la categoría. Pero el mayor hándicap rinconero era la plaga de bajas que asolaba al equipo. Israel y Carlos Ávalos, expulsado ante el Pilas la semana anterior, se unían a Samu Vera, que cumplía ciclo de amarillas, y a Fran, que arrastraba aún un partido de los cuatro con los que fue castigado. A ellos se sumaban las bajas de Velásquez, que no se recuperaba a tiempo, y Gallardo, por motivos laborales. Así, Millán disponía de inicio a Chino en el flanco diestro y a Ismael en el eje de la zaga, a Sedeño junto a Perales en la medular y apostaba por sus tres delanteros de inicio, jugando Braulio más retrasado. En el banquillo, Dani, dos juveniles más Crespo y Caro, que acabó entrando como jugador de campo.

El desarrollo del encuentro siguió el guión preestablecido, con un Puebla que tenía el balón y que se afanaba por combinar pero que cuando llegaba al área rinconera se embolicaba y no era capaz de finalizar jugada. Los visitantes, por su parte, trataban de rentabilizar los balones largos de Antonio, la velocidad en punta a la espalda de la defensa y, sobre todo, las jugadas de estrategia, donde el Rinconada tiene un filón desde el inicio de la temporada.

No obstante, las mejores ocasiones del primer acto fueron cigarreras, aunque apareció Antonio para salvar dos goles cantados. En la segunda mitad, la iniciativa siguió correspondiendo al Puebla, pero la más clara la tuvo Andrades, que cruzó en exceso ante la salida del guardameta Julio. En el 69, el colegiado decretó penalti por unas presuntas manos de Ismael dentro del área. De haberlas habido, hubieran sido del todo involuntarias, pero el trencilla señaló los once metros y, para colmo, mostró la segunda amarilla a Ismael, que dejó a su equipo con diez. Prósper transformó el penalti engañando a Antonio.

Con el 1-0, el Rinconada apretó los dientes y se echó arriba con toda la verticalidad que pudo, mientras el Puebla seguía apostando por el fútbol de toque corriendo riesgos que, a veces, parecían demasiado innecesarios. En el 87, el colegiado, que no había señalado minutos antes falta por un claro derribo a Selu, indicó la infracción por un derribo a Molina que no la había parecido. El balón fue colgado al área y allí Andrades, el más listo de la clase, remató de cabeza al fondo de las mallas tras error garrafal de Julio. Era el 1-1 y el premio al enorme derroche físico blanquiazul que incluso pudo ser mayor en un robo de balón en la salida del Puebla que acabó con un remate fuera por poco de la meta cigarrera.

Al final, un punto que sabe a gloria y que permite encarar, pleno de moral, la visita del Tomares la próxima semana en el Nuevo Ramos Yerga.

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