Este espacio específico para la difusión de las artes circenses y de las tendencias que van creándose en torno a ellas, tiene en La Rinconada una de las 7 sedes distribuidas entre Sevilla, Huelva y Málaga
La octava edición de Circada ha
vuelto a inundar las calles de la localidad de divertidos y coloristas
espectáculos que ha logrado atraer una vez más la atención de grandes y
pequeños.
La primera cita en esta edición
tuvo lugar en el Centro Cultural de
la
Villa
donde diversos artistas de las artes circenses
participaron en la gran gala inaugural de Circada en
La Rinconada. En los días
posteriores, el primer tramo del bulevar Almonazar, sirvió de escenario para
que la compañía Vol’E Temps desarrollase su espectáculo ‘Mundos de Papel’ Un
tierno demente, se encuentra con otros personajes en un mundo de ensoñación en
el que el circo aparece por arte de magia. Teatro-circo, danza, humor y
técnicas circenses como la acrobacia, la cuerda floja y alguna que otra
sorpresa congregó en este espacio del núcleo de San José a un nutrido grupo de
espectadores.
El tercero de los espectáculos se
llevó a cabo en el parque de Estrasburgo del núcleo de
La Rinconada de la mano de
la compañía procedente de León Cirk about It con su producción ‘El
apartamento’. Una entretenida manera de explicar cómo la rutina de un
apartamento compartido por tres personajes puede romperse con facilidad,
simplemente añadiendo unas gotitas del mejor circo. Acrobacias, saltos, portes
y equilibrios dejaron al público entusiasmado.
La delegada de Cultura del
Ayuntamiento de
La
Rinconada Nadia
Gallardo se ha mostrado muy satisfecha con la
respuesta del público “ha habido una generosa afluencia de público cercana al
millar de personas entre los tres eventos pero además hay que valorar que había
desde niños y niñas muy pequeños casi bebés hasta personas mayores que han
disfrutado con la misma emoción de los espectáculos lo que confirma que el
mundo del circo saca al niño o a la niña que llevamos dentro” comentaba.
Los tres espectáculos utilizaban
la fórmula Pay After Show, un
sistema de taquilla inversa por la que el público tiene acceso libre a los
espectáculos y es a la salida cuando decide, en función de su satisfacción,
cuánto quiere pagar por su entrada.