La última visita del San José al Pérez Ureba de Conil se saldó con un 0-1 para los azulinos en un partido que marcaba el sueño de volver a Tercera división. Buyo marcó en aquel encuentro y hoy sería tituladísimo en una escuadra de Dioni Arroyo, más preocupado de cuestionar por Twitter los comentarios de la prensa que de hacer autocrítica y arreglar los errores de su equipo. Poco se pareció el encuentro de hoy al de áquel día, ni en la climatología –lucía un sol radiante- ni, sobre todo, en el juego y el resultado. El partido estuvo marcado por el estado del césped, que era una auténtica piscina que no dejaba circular el balón y que frenaba mucho la distribución de la pelota.

Los gaditanos leyeron el partido a la perfección, presionando arriba y no complicándose en la parte de atrás. El San José, por su parte, se empecinaba en sobar la bola con pases horizontales que, a la vista estuvo, no hicieron ganar nada y sí encajar cinco goles, que bien pudieron ser más si no media la aparición de un Sebas que, tras Mario, fue el mejor del equipo.

El primer gol, no obstante, llegó con polémica. Un balón colgado a Cornejo en el que la defensa se quedó parada pidiendo el fuera de juego, permitió al atacante gaditano batir a Sebas de vaselina. Las protestas se sucedieron en los azulinos, pero el malagueño Pérez Gutiérrez, a instancias de su auxiliar dio validez al gol. El segundo, sólo cinco minutos después, ya pilló a los cañameros fuera del partido. Una internada por banda de Crespo en la que Corriente se quedó en el suelo reclamando una falta no cobrada pr el colegiado, sirvió para que el conileño pusiera el centro y, tras un amago de remate y que el larguero repeliera un primer disparo, sirvió a Adrián para subir el segundo al marcador. El San José, que tuvo una ocasión de Nino con 0-0 no se había asomado por los dominios de un Jairo que vivía tranquilo la victoria de su equipo.

En la segunda mitad siguió la presión local que, ante los riesgos asumidos por Dani y Mario al irse arriba, mandaban a la banda todos los balones recuperados, ganando la espalda a Lolo y Ernesto, excesivamente lentos. Si a ello unimos que los de Dioni Arroyo aún no se habían enterado del riesgo que entrañaba jugar horizontal atrás, el resultado fue el que finalmente registró el marcador. En el 48, una contra acabó con un pase de la muerte que Adrián empujó a placer para hacer el tercero.

Los visitantes amargaron con meterse en el partido después de Lolo, a lo Panenka, marcará un penaltito que se fabricó Resumi. Pero fue un espejismo. Poco después llegó el cuarto, de Cornejo, en otra jugada en la que al equipo se le vieron las vergüenzas defensivas, que sentenció, si no lo estaba ya, el choque.

Dioni realizó tres cambios de una tacada, sentando –según sus palabras en la conocida red social- a Lolo, Ernesto y Nino pensando en el siguiente partido –en casa frente al Estrella San Agustín- y acabó de romper al equipo. Poco importaba perder por dos por tres o por cinco, pero viendo acabar a Dani de lateral diestro, a Plusco a pierna cambiada con toda la siniestra para él, A David López, Varona y José Carlos sin tener claro si jugaban de centrales, centrocampistas o mediapuntas, a un Marcos errático y a dos extremos, Santi y Malaver, que no encontraban su sitio en el campo. Resumi era un islote al que no llegaban balones y sólo Mario, en su posición natural, hacia daño y tenía profundidad en el equipo.

Adrián anotó el quinto en una jugada calcada a las anteriores y Mario maquilló el marcador cuando estaba a punto de cumplirse el tiempo reglamentario.

La derrota multiplica las urgencias de cara al partido de la semana que viene para un equipo que podría verse sumido en zona de descenso, sin olvidar que este año bajan seis conjuntos. Por eso el técnico cañamero en intentar corregir los errores que comete su equipo, porque la prensa, diga lo que diga, no juega, y sus pupilos sí. Y atendiendo a los resultados sin entrar en más valoraciones, es obvio que tienen que mejorar.

Y antes de terminar, desear una pronta recuperación al presidente azulino, Pepe Luis Casado, recientemente operado, que no atraviesa su mejor momento. Un abrazo fuerte y esperemos verte pronto al pie del cañón.