Llevaban tiempo esperando en el Nuevo Ramos Yerga un partido como el disputado el Domingo de Ramos. Más bien, como decía en las ondas de Radio Rinconada Iván Salgado, era un Domingo de Resurrección, pues el equipo de Antonio Garrido se gustaba y daba un soberano repaso a un gris Soleá. Además, la derrota del Cazalla y el empate del Villaverde, permitían a los rinconeros recortar puntos con respecto al ascenso, pero es tanta la distancia y tan pocas las jornadas que quedan, que pensar en que llegue un milagro es demasiado osado.

Desde el primer minuto, los blanquiazules, con numerosas bajas, que obligaron a entrenador a poner un once de circunstancias, salieron a por todas, aunque tardaron en abrir el marcador. Fue en el 28, cuando Imanol, que volvía a la titularidad tras muchas jornadas, adelantaba a los rinconeros.

Antes del descanso, Dani Serna ponía el 2-0 y a los dos minutos de la reanudación, Cebolla parecía dejar sentenciada la contienda ante un rival anodino que no lanzó ni una sola vez entre los tres palos de la meta de José.

El Rinconada se gustaba y el Soleá regalaba espacios, por lo que la cuenta siguió aumentando. Primero Imanol, que firmó su doblete subiendo el cuarto al electrónico. Luego Saja, que entró en la segunda parte y se sumó a la fiesta y, por último, el juvenil Torralbo, que redondeó el set en blanco para los del Nuevo Ramos Yerga.

Con esta victoria, los rinconeros se aferran al milagro, aunque la distancia es amplia y las jornadas que restan escasas. Pero, como decía Antonio Garrido, “hay que seguir trabajando y dando lo máximo en cada partido”.