Hace ocho meses abrió sus puertas ‘El Pastel’, una cafetería, pastelería y heladería artesana que se diferenciaba del resto por su apuesta por la tradición. “Queríamos volver a los inicios de lo que fueron las pastelerías en el barrio, con locales como ‘Época’ y apostar por el sabor de lo nuestro como principal seña de identidad”, afirma María del Carmen Martín Valero que, junto a Lola Romero Perza es la responsable de un negocio que ya estaba pensado un año antes de abrir definitivamente.

“Llevábamos tiempo queriendo emprender, pero entre que no coincidíamos ambas, porque cuando una se quedaba parada la otra estaba trabajando y que no acabábamos de ver el momento, nos dejamos ir un poco”, dice Lola, quien añade: “Nos centramos en un local que se adecuara a lo que queríamos y teníamos una opción que, al final, no terminó de salir, pero llegamos a Severo Ochoa, frente al Malecón, y nos encantó el sitio y las condiciones”.

Están contentas con su elección, aunque reconocen que “no es un sitio de paso, sino que hay que quien va expresamente a la pastelería, por lo que es muy importante que la gente nos conozca, la publicidad del negocio y realizar continuamente actividades y reclamos a través de las Redes Sociales”.

Los inicios, como todos, no son fáciles, y están gestionando la posibilidad de poner veladores en la calle, algo que consideran muy importante para que el negocio despegue. “Estamos empezando y no es fácil, pero sí hemos notado un aumento de la clientela desde el momento de la apertura hasta la actualidad, y esperamos que cuando resolvamos el tema de veladores demos un importante salto cualitativo”.

Respecto a sus productos, la idea es que sean dulces tradicionales y artesanos. “En una cafetería es muy importante tener un buen café y el nuestro está gustando mucho. Además, trabajamos con dulces como los que comíamos cuando éramos pequeñas, de ahí el sobrenombre de nuestro establecimiento ‘los sabores del ayer’, y hacemos gofres y tortitas en el momento, además de tener helados de calidad”, destaca Mari Carmen, que subraya que “en la cocina no hay ni microondas, todo lo hacemos en la plancha”.

De cara a un futuro próximo, una vez se resuelva el tema de los veladores, quieren habilitar una zona en el establecimiento para desahogo infantil, para fomentar “un ambiente familiar y que los pequeños puedan divertirse mientras sus familiares disfrutan de la merienda”.

De momento, su principal baza es que quien prueba, repite, y se muestra encantado con el pan artesano y la repostería casera, y que, con la llegada del buen tiempo se ha notado un notable incremento de la clientela. “Este invierno tan largo y lluvioso no ha ayudado, pero ahora se nota la mejoría”.

Por último, agradecen al ayuntamiento las facilidades y el apoyo que les ha brindado en todo momento, con el delegado, Rafael Reyes, a la cabeza.