Resulta curioso lo que hay que trabajar durante una temporada para lograr el objetivo marcado a principios de campaña y lo rápido que, tras una mala racha, se puede acabar tirando por tierra.
El Rinconada no supo sobreponerse al varapalo sufrido en Huévar y luego, el Diablos Rojos profundizó en la herida para hacerla mortal de necesidad.
Aferrado al milagro, la escuadra de Dioni Arroyo recibió la puntilla en el San Sebastián del Viso, tras caer derrotado por 4-1.
Ahora, los rinconeros miran a posibles descensos en cadena ante la crisis económica y luchan por mantener viva la llama, aunque, con la realidad en la mano, las opciones son casi nulas.