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‘Mi corazón está allá'’

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Antonio Peregrina lleva en Argentina desde los seis años, ahora con 60 sigue soñando con volver a la tierra que lo vió nacer: La Rinconada

Su marcado acento argentino no elimina la nostalgia y la emoción que impregnan su voz. A pesar de que abandonó su tierra con tan sólo seis años, Antonio afirma que su "corazón siempre estuvo allá".

La difícil etapa de la posguerra estuvo marcada por la inmigración en busca de un lugar mejor y con oportunidades para tener una vida digna. La familia de Antonio fue una de ellas y en 1955 se marcharon a Argentina. "Después de la guerra las cosas eran muy difíciles. Teníamos un tío que había tenido que huir a Argentina cuando la guerra y él trajo a mi hermano, a mis padres, a una hermana que venía en el vientre de mi madre y a mí".

Sin embargo, el padre de Antonio se encargó de que sus hijos tuviesen siempre presente sus orígenes y que no olvidasen el barrio de la Vereda, ni la choza en la que vivían o los días de pesca en el Guadalquivir. A su padre lo llamaban 'El Rubio' y murió en la tierra que lo acogió sin cumplir su sueño de retornar a su pueblo.

Antonio siempre ha sido un aventurero, con 18 años el consulado de España en Buenos Aires le ofreció la oportunidad de hacer el servicio militar en Sevilla, así que como sentía añoranza del lugar que lo vio nacer, volvió a La Rinconada.
Se enroló en la legión extranjera y estuvo en el Sahara español donde vivió la Marcha Verde y estuvo atrincherado cuatro meses en la frontera con Marruecos. Una lesión en el pie lo obligó a abandonar el ejército y volvió a Argentina muy a su pesar.

Ahora Antonio tiene fuertes raíces en este país latino. Vive en el pueblo Coronel Pringles de la provincia de Buenos Aires, lleva casado 32 años, tiene cuatro hijos y seis nietos. Pelea diariamente para salir adelante en un país que resultó no ser la tierra prometida que parecía. Cada día este rinconero se levanta a las cuatro de la madrugada y trabaja de taxista hasta las seis de la tarde, así los siete días de la semana, sin apenas tiempo para estar con los suyos. "Sigo peleando. Quisiera volver a mi patria, acá la vida es caótica y con poco ingresos, aunque nos conformamos con lo poco que tenemos".

Al oírlo hablar es inevitable no sentir cierta congoja y más aún cuando Antonio emocionado dice a todos los rinconeros: "Sigan queriendo su tierra y no se vayan nunca de allí".

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