Dicen que si eres capaz de soñarlo, eres capaz de conseguirlo si lo deseas realmente. Reyes Romero no tenía experiencia previa en el mundo de la hostelería. Su mundo era la comunicación audiovisual y la organización y coordinación de eventos. Sin embargo, desde años atrás había soñado con un rincón que, entre el mejor de los cafés y los dulces caseros, sirviera de punto de encuentro para las familias, los amigos y las personas vinculadas al tejido asociativo. Podríamos decir que quería crear su propio microcosmos donde poder desarrollar la creatividad que atesora, su propio plató donde no faltara un detalle.

Un día se enteró del traspaso de un local en la plaza Alonso Cano, junto a la Tenencia de Alcaldía, en pleno corazón de la barriada de La Paz y no se lo pensó dos veces. Pidió un crédito y, con el apoyo incondicional de su familia y sus amigos, empezó a engendrar este proyecto, puliendo y mimando cada uno de los detalles para crear una atmósfera única.

Los comienzos no fueron fáciles. Tocaba cambiar la fisionomía del local para adecuarlo a lo que realmente quería, conocer y hablar con proveedores, buscar el mobiliario, personalizar el negocio y crear su propia imagen de marca. A la hora de elegir el nombre lo tuvo claro: La Marujita, la forma en la que su padre la llama en tono cariñoso. Y una vez elegido el nombre, tocaba diseñar un logo, posicionarse en Redes Sociales, mostrar a La Rinconada y al resto de la comarca su idea de negocio, algo en lo que ella era una experta.

“Quería hacer algo diferente. aunque existen muchas cafeterías en el municipio, yo quería personalizar cada detalle en el local y en los productos que sirviera a mis clientes, de manera que nadie se quedara indiferente al pasar por aquí”.

Y así, abrió sus puertas La Marujita, con un café natural que no tiene nadie más en La Rinconada, con tostadas tradicionales y otras vanguardistas, como la de guacamole o la de humus con granada, que no sirve ningún otro establecimiento en la localidad (de momento), y con dulces caseros elaborados por ella misma en el local, con la ayuda de su primo Juan Carlos Campos, autor de la web nosolodulces.es, y de su madre, que aportaba ese toque tradicional y costumbrista tan demandado en este tipo de negocios y que convertían el establecimiento en una parada obligada para todos aquellos de exquisito paladar, aún con recursos limitados, ya que sus precios están al alcance de todos los bolsillos.

Y desde la apertura, el negocio no ha hecho más que crecer y cada día son más los vecinos del municipio y de otras localidades, los que visitan un local único, en un entorno privilegiado y con mucha historia detrás. “Lo más importante es que, poco a poco, nos van conociendo y que a todo el que viene le preguntamos y nos dice que piensa repetir, y lo hace, por lo que entendemos que, a medida que siga extendiéndose el boca a boca, irá todavía mejor”.

Los clientes que han pasado por allí coinciden en la calidad del producto, el gusto en la decoración y la la grata atención.

Para completar su oferta, a la hora del aperitivo, bollos preñaos y algunas tapitas para compartir una cerveza o refresco. Y para acabar de cuadrar el círculo, diferentes eventos que se han ido e irán produciendo para sumar un nuevo plus a la visita.

Seguro que recuerdan la célebre canción de No me pises que llevo chanclas, ‘¿Y tú, de quién eres?’. Pues, como Pepe Begines, nosotros lo tenemos claro. De (La) Marujita. Allí nos vemos.