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La zapatera prodigiosa

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Gloria Coloma pone tapas, cose, tiñe calzados y hasta vende bolsos, carteras y relojes. Es la zapatera más conocida de La Rinconada por su condición de mujer y por haber conseguido levantar un negocio en extinción

Se llama Gloria Coloma y desde hace siete años se dedica a una profesión muy poco común entre las mujeres: es zapatera. Ella misma reconoce que es extraño ver a una mujer desempeñando esta función que, además, se está perdiendo con los años, pero, como asegura "en este mundo no hay nada imposible y yo lo estoy demostrando".
Regenta un taller en la calle Alonso Cano llamado 'Rápido San José', que abrieron sus suegros hace casi 30 años. Según explica, ellos fueron los que le propusieron que continuase ella misma el negocio y no lo dudó. "Me costó mucho aprender la profesión al principio porque son muchos detalles y hay que tener fuerza para algunas cosas como para utilizar la máquina y pegar martillazos", comenta. A pesar de las dificultades iniciales, Gloria Coloma ha superado la prueba y con nota. Y es que, como ella bien dice "más vale maña que fuerza".
Desde que está al frente de la zapatería ha relanzado el negocio. "Soy una persona con muchas inquietudes y que nunca para y comencé también a arreglar bolsos, chaquetas, a poner cremalleras, y a teñir zapatos”. Además, desde hace poco tiempo arregla toldos.
Según explica, sus suegros sólo se dedicaban al arreglo del calzado, pero ella quiso darle un toque "femenino" a la tienda y ahora vende también complementos, bolsos, relojes, cordones y carteras.
Pero no todo el mundo la aceptó desde el primer momento por igual. Gloria recuerda que al principio la gente se sorprendía y  se mostraba recelosa a dejarle algún encargo. "He conocido a personas que cuando veían que era yo la que arreglaba el calzado se iban directamente de la tienda", indica. De eso hace ya siete años y en estos momentos Gloria tiene muchos más seguidores que detractores. La conocen en la barriada La Paz como la zapatera y todos confían en su buena mano con la aguja. Si se echa un vistazo por detrás del mostrador, pueden verse los centenares de calzados (unos terminados y otros a punto de ser arreglados)  que acumula muy bien ordenados, muestra de todo el trabajo que tiene a diario.
Y como de casta le viene al galgo, Gloria Coloma tiene una hija, que  en sus ratos libres le ayuda a llevar adelante el negocio y que trabaja en una tienda de zapatos. "No es zapatera ni quiero que lo sea porque es un trabajo muy duro, pero sí que vende calzado", comenta divertida.

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