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El Heraldo Real llega al Mercadillo Navideño de San José de La Rinconada

Fiestas mayores |

De la mano de la Agrupación Parroquial 'El Olivo', los más pequeños y pequeñas del municipio tuvieron una nueva oportunidad de entregar sus cartas a Sus Majestades de Oriente.

Con un tiempo casi más propio de primavera que de pleno diciembre, el núcleo de San José de La Rinconada esperaba la llegada del Heraldo Real. Organizado por la Agrupación Parroquial 'El Olivo', todos los niños y niñas de La Rinconada pudieron tener un encuentro con el emisario real que entregará las cartas recogidas a los tres Reyes Magos. En esta ocasión, la encargada con tal honor fue la bailaora local Antonia de los Santos, que encarnó al Heraldo Real y fue acogiendo todas las cartas, desempeñando la responsabilizadora labor de hacer llegar todas las peticiones a Oriente.


El cortejo real, compuesto por toda la multitud de niños y niñas que quisieran apuntarse, realizó su salida del colegio San José a las 10:30 y recorrió diversas calles del municipio. Todo ello en una carroza de dos caballos blancos, acompañado por la Banda de Música 'Cristo del Perdón', que entonaba canciones navideñas, y haciendo parada en el Centro Ocupacional 'Torrepavas' y en la residencia de mayores 'Vitalia', donde se repartieron caramelos y cantaron villancicos.


El centro neurálgico se hallaba en el Parque 'Félix Rodríguez de la Fuente', ya que es donde se encontraba el trono real y donde el Heraldo Real se sentaría para recibir a todos los niños y niñas con sus respectivas cartas. Una vez allí, la Banda de Música 'Cristo del Perdón' continuó tocando mientras abría paso a la corte de beduínos que rodeaba al Heraldo Real, el cual ya una vez bajado de la carroza, accedía a pie al trono. Todo ello cruzando el Mercadillo Navideño que desde el pasado domingo allí se celebra, creándose así con este acto real una atmósfera de lo más mágica y navideña en La Rinconada.


Eran alrededor de las 14:30 horas cuando, poco a poco, los más pequeños y pequeñas de la localidad fueron subiendo al escenario donde se encontraba ya el Heraldo Real en su trono, rodeado y ayudado por su corte de beduinos. Uno a uno, los niños y niñas fueron sentándose con él, entregando sus cartas mientras contaban lo que le pedían a Sus Majestades de Oriente. Con caras de ilusión, eran recogidos por sus padres y madres al otro lado del escenario, esperando así el gran día de Reyes.

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