El bar Rudo Castizo en la calle Vereda de Chapatales, 2, es la última incorporación a la familia Martínez, propietarios de míticos establecimientos como Saccularius y otros tantos negocios que han pasado por San José y tan buenos momentos nos han dejado en la retina.

Con este establecimiento quieren reivindicar una vuelta al bar costumbrista de toda la vida, una propuesta que se aleja del concepto de gastrobar para recuperar el de la tasca de siempre, el de la tertulia. Ubicado en la recién remodelada (y concurrida) cafetería del Centro Cultural de La Villa, Rudo Castizo apuesta por los papelones, los vinos a granel como la manzanilla, mistela, vino de naranja..., la cerveza bien fría, los barriles y las sillas y mesas de madera, atrezzo que acompaña a una cocina tradicional en la que los panes de la casa y las conservas se llevan el protagonismo.

En su carta destacan desde un picoteo frío a base de chacinas, patés, salazones ahumados como las anchoas del Cantábrico o la mojama de Barbate y tablas de quesos (regionales, nacionales y de importación); hasta montaditos como el de chorizo picante, carne mechada con queso viejo o boquerones con salmorejo, sin dejar atrás los panes de la casa más contundentes como el bacalao con salmorejo o pimientos asados y melva, entre otros.

Rudo Castizo es la penúltima aventura de los hermanos Martínez y el marco perfecto para disfrutar de los días de primavera. Pronto, Carlos y Nico inaugurarán en La Rinconada El Camaleón negro, del que próximamente tendremos noticias.