Seguramente, el portero del Rinconada, Álex Fernández, tardará en olvidar el partido disputado en el campo de San Sebastián -el Marismas estaba en pleno proceso de renovación del césped artificial- ante el Mosqueo. Sin duda, su peor encuentro desde que viste la elástica blanquiazul, con varios errores de bulto y clara responsabilidad en los dos goles palaciegos.

En líneas generales, no fue un buen partido de los de Javi Blanco, pero hubo mayor igualdad de lo que reflejó el marcador final. El Rinconada tuvo sus ocasiones, pero no anduvo fino de cara a puerta, donde David Cuevas, que venía con la flecha hacia arriba después de los últimos partidos, estuvo desacertado en la definición.

De antemano, el Rinconada partía con serias opciones de pasar. El equipo venía de sumar diez de los últimos doce puntos posibles, Cuevas se acercaba a su mejor versión, ha llegado a la entidad desde el Castilleja Dani Romero -que sería titular el en el 70 por ciento de los equipos de División de Honor- y era la primera vez, desde la llegada de Javi Blanco, que el equipo llevaba la convocatoria completa -al final fueron 17 porque Sabo se cayó a última hora-.

Por el contrario, el Mosqueo ha visto como el mercado invernal le arrebataba a Miguel Barea, su Pichichi, que ha fichado por el Betis C, y que deja huérfana la vanguardia palaciega. El punta, que, por ejemplo, le hizo los dos tantos al Rinconada en la ida, era una baja sensible para José Antonio Arias.

Desde el inicio hubo gran respeto entre ambos contendientes. El Rinconada llevaba las riendas del partido, trataba de jugar y de acercarse a los dominios de Piru. El Mosqueo, más agazapado, buscaba la espalda de la defensa rinconera, con un animoso Javi Herrera y el eterno Burra como maestro de ceremonias. Sin embargo, las primeras ocasiones fueron palaciegas. Un remate de Burra desde su casa que cogió adelantado al portero que, pudo reaccionar y mandarla a córner. en los saques de esquina o, a balón parado en general, el Rinconada sufrió en exceso. Ya se intuía que el arquero no tenía su día, que tenía las manos excesivamente blandas y ya asustaba a los aficionados con su falta de seguridad. Todo esto llegó a su máximo exponente en el 25. Otro córner desde la derecha al área chica, Álex debió salir, pero hizo la estatua, un jugador remató al poste y el balón se quedó muerto en línea de gol, donde Tarik, que pudo ser del Rinconada, empujó a la red el primer tanto. Romería defensiva rinconera, que se quedó parada quizás esperando la salida del portero que nunca se produjo.

Los de Javi Blanco trataron de estirarse. Dani Romero puso en evidencia sus cualidades, con velocidad y desborde desde la izquierda, sacando un centro a Cuevas que le cogió un poco adelantado y no pudo rematar con precisión. Kaki también lo intentaba, desbordando por velocidad, pero sin levantar la cabeza, lo que le hacía, tarde o temprano, acabar perdiendo la pelota. Migue Jiménez se ofrecía, pero el Mosqueo se defendía bien y no dejaba opciones a los rinconeros.

Con todo esto se llegaba al descanso. Quizás, la mejor noticia, es que el Rinconada tenía más fondo de armario que el Mosqueo, que había opciones de cara a la segunda mitad y que no estaba todo perdido. Pero las esperanzas se fueron definitivamente al traste en el 49, cuando un balón colgado lo tocó con la testa Charro, en busca de ceder al guardameta. No fue un envío excesivamente ortodoxo, pero era relativamente fácil para el portero, que volvió a ver como se le escurría la pelota de las manos para acabar en el fondo de las mallas. Era el 2-0 que, a mayores de lo que complicaba el marcador en sí, suponía un mazazo ante la sensación de que la desventaja la habían regalado, con errores propios, el Rinconada.

Por después, un centro chut de los palaciegos desde la izquierda acabó en gol, después de otras manos calamitosas del arquero, aunque la jugada estaba invalidada por fuera de juego previo. También acertó Álex en un error colectivo de la defensa, que se dejó sorprender, y que acabó con Pablo solo delante del arquero. El portero tocó lo justo el remate para que la pelota saliera despedida y se estrellara en el palo, evitando así el 3-0.

Los de Javi Blanco también tuvieron sus ocasiones. Cuevas pudo marcar, pero la pegó mordida a pase de Dani y luego, el propio Dani, tras un error grosero de Tarik, se plantó solo delante de Piru. El último fichaje, en lugar de tirar, quiso meter el pase de la muerte a Cuevas y el central pudo enmendar su error anterior metiendo la punta de la bota y desbaratando el que hubiera sido el 1-2.

El entrenador movió el banquillo -puede que lo mejor que se puede decir del Rinconada es que nunca bajó los brazos- pero ni Corriente, Jesús Romero, Estévez o Felipe pudieron cambiar el decorado. Para colmo de males, Gata se lesionó y tuvo que salir sin apoya la pierna derecha, por lo que su concurso en la vuelta de la Liga el próximo fin de semana ante el Alcalá es una incógnita. A ello sumamos que Mario Cuder, aunque completó el encuentro, se vio dolorido desde la primera parte, llevándose continuamente la mano a la parte posterior del muslo.

Cuando Fernández Puntas indicó el final del encuentro, el Rinconada empezó a pensar en la Liga, con la difícil visita al equipo de Carlos Conejero y con la necesidad de sumar para salir, cuanto antes, de los puestos de descenso. Una competición doméstica que volverá con la sensación de haber cortado la dinámica positiva que llevaba el equipo y de quedar eliminado de la Fase Provincial de la Copa RFAF que, por otro lado, más podría ser una distracción para el verdadero objetivo de los pupilos de Javi Blanco.