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Luis García Montero: “Lo que nos une no es la fuerza ni el predominio, sino la vulnerabilidad”

Cultura y patrimonio |

Estación de las Letras ha recibido al poeta y director del Instituto Cervantes que ha presentado su último poemario ‘Un año y tres meses’, donde reúne los poemas escritos por García Montero a raíz de la pérdida de su mujer y también escritora, Almudena Grandes. Asimismo, La Rinconada ha otorgado el Premio Factoría Creativa de las Letras honorífico a la autora de 'Episodios de una guerra interminable'

La poesía ha sido protagonista de Estación de las Letras de La Rinconada en un inolvidable encuentro con el poeta granadino, Premio Nacional de Literatura y actual director del Instituto Cervantes, Luis García Montero.

Un encuentro que ha comenzado en el parque Dehesa Boyal, en el Sendero de la Creación, donde se ha descubierto una placa que reconoce a la que fuera su pareja, Almudena Grandes, que La Rinconada ha querido reconocer con el Premio Factoría Creativa de las Letras, a título póstumo.

Tras este acto, que ha contado con la presencia del alcalde, Javier Fernández y la delegada de Cultura, Raquel Vega, se han trasladado al Centro Cultural de La Villa, para mantener un encuentro literario con el poeta, conducido por la también escritora Carmen Camacho.

La delegada de Cultura ha abierto el encuentro y ha explicado que “esta invitación sencilla de Estación de las Letras tiene dos vertientes, por un lado, reconocer a Almudena Grandes, la que fuera el amor de su vida, pero también para conocerlo a él, para mostrarle nuestro respeto, hablar de su trayectoria, para realizar un recorrido por su última publicación: ‘Un año y tres meses’, un libro en el que encontramos las tres heridas célebres de Miguel Hernández: la de la vida, la del amor, la de la muerte”.

Carmen Camacho ha dado inicio a la tertulia destacando que “al verdadero Luis lo encontramos cuando abrimos un libro suyo, y en sus páginas solo hay verdad”. Sobre la obra presentada ha destacado que es un libro que probablemente no hubiese querido escribir nunca, cuya sustancia es el último año que pasó con Almudena. “Los poemas son cacharros útiles para la vida, para vivir lo que tenemos de humanos. ¿Qué valor de uso tuvo la escritura del libro y qué valor de uso tiene cuando lo leemos?”, ha preguntado al poeta.

García Montero ha reivindicado la utilidad de las humanidades. “Los que nos dedicamos a las humanidades y a la escritura, debemos reivindicar un sentido de la utilidad que no se someta a lo inmediato, al negocio, al dinero. Es muy útil para los seres humanos poder reflexionar sobre ellos mismos, sobre sus sentimientos”. Así frente a la ciencia y la tecnología, de la que reconoce su utilidad sin ninguna duda, está la utilidad de la escritura, de lo humano. “De pronto, cuando se muere alguien o cuando tienes que interrogarte sobre tu relación con la vida o el mundo, la tecnología, por ejemplo, no basta; hay que tener la oportunidad de conocerte a ti mismo, entender el amor, la muerte, la perdida, el paso del tiempo…. Yo creo, y eso lo decía mucho Almudena, que el verdadero premio para un escritor es ser útiles para sus lectores, llegar a formar parte incluso de la educación sentimental de éstos”.

Con respecto a ‘Un año y tres meses’, el poeta ha recordado que mucha gente se ha acercado a él para decirle que le ha sido muy útil y ese es “quizás el mejor reconocimiento que puede tener uno, saber que ha tenido un valor de uso para el lector”.

Ese pensar en la vida forma parte de ser un poeta: “Los poetas pensamos en nuestra vida desde que somos muchachos, desde que abrimos un libro que nos deslumbró, y pensamos en dedicarnos a la literatura, porque la vida se llenaba de preguntas con un libro en las manos, y yo estoy acostumbrado a responderme a mí mismo a través de la poesía”. Por eso escribió este poemario “para intentar comprender lo que me estaba pasando y qué sentido tenía”.

Reivindicar la cultura

También ha reflexionado sobre la cultura, que está en un momento de “reivindicarse” alejándose de muchas de las cosas que había extendido la postmodernidad. “La condición postmoderna decía que ya se habían acabado los relatos alrededor de la hoguera y que era el vértigo y la prisa lo importante. El vértigo lo mercantiliza todo, nos descarna y hace que nos desconozcamos. La cultura vuelve a imaginarse a ese anciano que cuenta la historia, que nos constituyen como comunidad, y que nos permiten contarnos la vida para recibir una herencia del pasado que nos conecte con el fututo”.

La verdad

En su poema ‘Últimos pasos’, García Montero dice: “La muerte, ahora lo confieso y digo la verdad, no es un tema literario, me rodea los mismo que un desorden”.  Para el escritor la verdad no es una ocurrencia, “la verdad es un punto de llegada, un dialogo con la propia conciencia, y ahí se establece un viaje de ida y vuelta entre el yo y el nosotros, y la literatura tiene que ver con eso”.

El director del Instituto Cervantes ha subrayado que “la verdad es fundamental, pero cuando hablamos de hacer comunidad, uno sabe que dedicarse a hacer literatura no es un desahogo, sino trascender tu propia coyuntura para llegar a algo que va más allá de ti, lo que significa el amor y la muerte para la condición humana. Se produce un viaje de ida y vuelta muy iluminador, de búsqueda conjunta y creo que este libro encarna ese viaje entre el yo y el nosotros”.

Un libro con el que quiere dar respuesta a una pérdida, a un vacío. “Tenía que acudir a la comunidad, y en la historia de la literatura es cómo hablaba de la muerte Manrique o Rosalía de Castro o el Arcipreste de Hita… y meditar en la muerte como algo que te afecta a ti, pero también como algo que te trasciende y que te lleva a la consideración de lo que es el ser humano”. Un dolor que deja de “ser tuyo para ser una emoción que habite el lector”.

El yo y el nosotros

Ha tratado también Luis García Montero el concepto de comunidad. “Uno no se inventa las palabras, nace en una comunidad, en un nosotros... Me parece imposible hablar del amor sin hablar del nosotros, y hablar de la enfermedad sin hablar de los cuidados. Lo que nos une no es la fuerza ni el predominio, sino la vulnerabilidad… necesitamos ser cuidados y cuidar y eso nos hace inseparables en el yo y el nosotros. Por eso me pone nervioso toda la cultura neoliberal que confunde la libertad con la ley del más fuerte y la vida con el sálvese quien pueda”.

Frente a un yo encerrado en sí mismo, que se hunde, “hace falta el nosotros” pero donde el yo no se diluye y renuncie a su propia conciencia. Por eso, ha afirmado el poeta que “se trata de un mecanismo en el que el yo sirva para reconocer nuestra identidad y ésta sirva para lo que tenemos de histórico y comunidad en lo más profundo”.

Lucha de contrarios

Otro de las cuestiones analizadas ha sido la lucha de contrarios que aparece en el poemario ‘Un año y tres meses’. “La vida es conflicto y aprender a vivir en el conflicto es tomar conciencia de las contradicciones”. Ha mencionado que Almudena murió un año y tres meses después del diagnóstico de cáncer y junto a su dolor, también hubo gente que se salvó. “No podía contarlo como si nada tuviera arreglo y no hubiera lugar para la esperanza, porque traicionaría la verdad de lo que está pasando”.

Y ha mencionado que cuando salían de la clínica tras los tratamientos, identificaba el Madrid en el que resistían a la enfermedad con la resistencia de Madrid contra los fascistas y los nazis y “yo decía nuestra vida es eso… pero si uno vive una enfermedad como una guerra, si se produce la muerte puede hacerse la lectura de que no ha sabido vencer y se responsabiliza al enfermo, si se usan términos bélicos parece que has perdido una guerra. Hay que contarlo de manera que la resistencia sea importante, pero buscando una salida humana que no te haga cómplice de la renuncia, ni de echarle la culpa al otro, ni de borrar tu propia experiencia”.

El pudor y la poesía

‘Un año y tres meses’ es un libro que, en palabras de Carmen Camacho, se caracteriza por su pudor y contención, a lo que García Montero ha respondido que el sentido del pudor tiene mucho que ver con la historia de la poesía.

“La poesía ha establecido un dialogo entre la intimidad y lo público, una lección fundamental es el pudor, porque si lo invado todo, no te dejo espacio a ti para que el duelo sea tuyo también. Para emocionar hay que estar en un dialogo con la dignidad humana”.

Ha recordado a Benito Pérez Galdós que se reía de los poetas en sus novelas, pero cuando se publicaron las rimas de Bécquer hizo la más inteligente reseña. “Frente a toda retórica, de pronto, estaba la verdad del ser humano que hablaba de su intimidad de manera pudorosa, contando lo que le pasaba sin hacer grandes ritos románticos”.

De modo que la poesía “nos ha enseñado como hablar de nosotros en público, llegando a la verdad sin hacer el ridículo”.

El muerto que sigue en pie

‘El muerto que sigue en pie’ es el título de uno de los poemas que aparecen en esta obra y que está relacionado con dos escritores, Bécquer que tiene un verso con estas mismas palabras y con el poeta catalán Joan Margarit.

“Cuando se produce una perdida se pierde el nosotros. Hay dos muertos, uno enterrado y el que se queda que sigue en pie. Nos hacemos creyendo en un futuro y en el nosotros, y cuando se deshace te quedas sin futuro, y tienes que recurrir al pasado y a la memoria para intentar edificar el vacío que se ha quedado en el futuro”.

Ha mencionado García Montero a su amigo Margarit, que murió un poco antes que Almudena y que, en su último año de vida, se encerró en casa con la gente que más quería para pensar sin ruidos “porque necesitaba hacer las paces con la vida, para morir en paz y escribió un poema en el que decía que el último año era el más feliz de su vida. Cuando murió Almudena me acorde de Bécquer y pensé a ver si el muerto que se ha quedado en pie llega a la misma conclusión de Margarit. Eso es el sentido del libro y de la historia, y lo que hace que la muerte se convierta en todo un ejercicio de memoria, para darle un sentido a ese futuro que se te ha quedado vacío”.

Para finalizar el encuentro, un emocionado Luis García Montero ha leído el último poema que da nombre al libro. A cambio ha recibido una merecida ovación de un público que también cree en el poder de la poesía y las humanidades.

 

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