Desde La Rinconada hasta Noordwijk (Países Bajos), desde el Instituto Carmen Laffón hasta la Agencia Espacial Europea, este ha sido hasta el momento el viaje de Carolina Sancho Pérez, rinconera y Planning and Scheduling Officer del programa de observación de la Tierra más ambicioso de la historia, según califica la propia Agencia Espacial Europea al llamado programa Copérnico, iniciativa liderada por la Comisión Europea en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA). 

“Copernicus mira a nuestro planeta y su medio ambiente para el máximo beneficio de toda la ciudadanía europea. Ofrece servicios de información basados en datos de observación de la Tierra gracias a un conjunto de satélites propios y a la información procedente de sistemas in situ (no espaciales)”, explica Carolina Sancho. La seguridad de la ciudadanía, las emergencias, el cambio climático y la vigilancia atmosférica, marina y terrestres, son las líneas temáticas en las que se organiza los servicios del programa Copernicus.

“La ciudadanía europea, ya se trate de responsables políticos, investigadores o usuarios comerciales o privados, y la comunidad científica internacional pueden aprovechar de muchas maneras los datos y la información que proporciona Copernicus. De hecho, este programa hace posible un abanico de aplicaciones no espaciales que pueden repercutir en las actividades y operaciones del día a día de empresas y organizaciones”, comenta Carolina, y especifica sobre el uso que se le pueden dar a esos datos: mejorar gestión de las zonas urbanas, desarrollo sostenible y protección de la naturaleza, planificación regional y local, gestión de la agricultura, silvicultura y pesca, salud, protección civil, infraestructuras, transporte y movilidad, turismo, etc.

Para llegar donde ha llegado, a pocos pasos de las propias estrellas se podría decir, Carolina ha ido acumulando méritos envidiables. Tras finalizar Ingeniería en Diseño Industrial por la Universidad de Sevilla y realizar el Máster de Ingeniería en Organización Industrial y Gestión de Empresas, obtuvo la certificación en PMP (Project Management Professional) por la organización americana de Project Management Institute, que es una certificación a nivel internacional en gestión de proyectos que acredita la capacidad para gestionar proyectos con un enfoque metódico para proyectos de gran complejidad, alto presupuesto y entornos internacionales.

Posteriormente, consiguió la certificación en Risk Management, gestión de riesgos, que la tienen unas 10.000 personas en todo el mundo y menos de 500 personas entre todos los países hispanohablantes. Su formación, estas certificaciones y la experiencia en la industria, la ayudaron a posicionarse para la Agencia Espacial Europea en un proceso largo de cinco entrevistas.

Profesionalmente, su trayectoria se inició en el Parque Aeronáutico de La Rinconada. Estuvo ocho años trabajando en Alestis Aerospace, cambiando de puestos y responsabilidades. Su llegada a la Agencia Espacial Europea, según reconoce, no se la había planteado, “nunca he tenido un referente ni me había imaginado trabajar en el sector espacial”, destaca. Pero este momento llegó cuando se planteaba iniciar una nueva aventura por su propia cuenta emprendiendo un negocio de consultoría y formación en gestión de proyectos y riesgos. No pudo rechazar la oportunidad en la ESA, así que retomará ese otro sueño más adelante, asegura Carolina. 

De su vida en el pueblo, lo que más recuerda son los amigos, su infancia y la feria, que sigue viviendo cada año. “No me la pierdo nunca, desde casi un año antes pregunto las fechas y compro los vuelos dejando bloqueado mi calendario para poder ir y disfrutar de la feria con mi familia y amigos”.

Todo este camino se inició desde La Rinconada y sin esperarlo. “A mí se me daban muy bien las letras y las ciencias cuando era pequeña, dudé mucho qué estudiar en la universidad porque me gustaba Filosofía e Ingeniería, pero en el último momento decidí estudiar Ingeniería y, la verdad es que no me arrepiento porque me ha dado este trabajo maravilloso y apasionante que tengo y, hace un año, terminé unos estudios relacionados con Psicología”.

Aunque este camino no siempre está lleno de los mismos obstáculos para todos. Carolina reconoce que ha encontrado las trabas habituales de sectores muy masculinizados, que ha tenido que enfrentarse al habitual ‘techo de cristal’.  “Como ingeniera, he trabajado en sectores industriales como aeronáutica y defensa donde era y aún es común trabajar en departamentos o estar en reuniones donde eres la única mujer. He tenido que trabajar muchísimo más para optar a ciertos puestos que solían ocupar hombres con menos currículum y experiencia que yo. En el caso de mi generación, pienso que el reto que tenemos como ingenieras es, estando ya muchas de nosotras en puestos de mandos, lograr competir en igualdad para poder tener acceso a puestos directivos y ejecutivos. Y creo que aún nos queda mucho que luchar para romper los techos de cristal que la sociedad aún nos presenta en nuestras profesiones”.

A las niñas y niños que ahora están en el inicio de sus propias aventuras les aconseja que no se limiten. “Les diría que sueñen con lo que quieren hacer, que luchen por ello y que le pongan pasión a lo que hagan, no importa que sea un trabajo relacionado con la ingeniería o cualquier otra cosa, pero sobre todo que le pongan ganas y pasión a lo que hacen, porque al final la vida siempre te sorprende y puedes vivir muchas vidas en una y, cuidado con los sueños, que si los soplas fuerte, ¡se cumplen!”.