'Escayolas Castro e Hijos' es una empresa familiar que fundó hace más de cuatro décadas Fernando Castro, quien tras jubilarse dejó las riendas del establecimiento en manos de sus cuatro hijos: José Antonio, que hace las labores de comercial y transportista, Fernando, que trabaja en el taller y realiza los trabajos de artesanía de los pedidos por encargo, Roberto, que atiende a los clientes y lleva la facturación y Eduardo, que se encarga de los trabajos de
fabricación.

Aunque la familia Castro ha desarrollado desde siempre su actividad en Sevilla, el volumen de negocio de la empresa, con más de un millar de clientes y el deseo de dejarle un legado a las generaciones venideras, ha provocado que se decidan a abrir un nuevo punto de venta, eligiendo para ello el municipio de La Rinconada.

"Mi mujer es de San José y me comentó que en el parque empresarial Cañamo 3 venden naves para nuevos proyectos a precios públicos. Visitamos la página web, nos informamos y decidimos embarcarnos en esta nueva aventura, pues creemos que la zona crecerá mucho en los próximos años", apunta el hermano mayor de la familia, José Antonio.

'Escayolas Castro e Hijos' se dedica a la venta, almacenamiento y distribución de yesos, escayolas, pinturas, espartos y otros materiales relacionados con el sector. "Vendemos tanto a trabajadores individuales, que son quienes verdaderamente nos dan la vida y mantienen a flote el negocio con sus pedidos diarios, como a contratistas de grandes obras. Por ejemplo, hemos suministrado materiales para la construcción del estadio de La Cartuja o la ciudad deportiva del Betis", recuerda José Antonio.

Si hay algo que la familia Castro aprecia por encima de todo es el respeto a los clientes que depositan su confianza en ellos, de modo que valores como la puntualidad y la formalidad son las bases sobre las que se asienta su actividad. Tal y como afirma su fundador, "en nuestra empresa la palabra dada es palabra cumplida".

Actualmente, ya tienen las llaves de la nave, aunque aún les falta la parte más administrativa y burocrática del proyecto, así como adecuar el espacio para su actividad y comprar los materiales y la maquinaria. No obstante, "para ello contamos con la ayuda de Soderinsa, que se ha portado muy bien con nosotros y nos ha asesorado para todas las dudas que les hemos planteado", afirma Roberto, quien a priori será quien se traslade al nuevo edificio del Cáñamo 3  durante el primer trimestre de 2011.

Con esta inversión, la familia Castro espera consolidarse como una de las empresas punteras del sector, generando empleo y riqueza en el municipio y fortaleciendo este nuevo espacio de suelo industrial.