El Campamento Urbano, que cada año pone en marcha el área de Juventud durante el mes de julio implica no sólo conciliación familiar cuando acaba el curso escolar y es más difícil ajustar los horarios de los padres y madres, sino también, “trabaja valores como el compañerismo, el trabajo en equipo o la solidaridad, siempre bajo un prisma divertido, en el que aprender jugando, y en donde los y las jóvenes participantes trabajan bloques temáticos”, explica la delegada de Juventud, Mercedes Bueno.

Los 115 participantes de esta edición han trabajado la Expo’92 con motivo del 25 aniversario de la misma, en el que han conocido la ubicación, historia, legado y pabellones más destacados. También se han adentrado en el mundo del circo, sus inicios desde Roma hasta la actualidad, el fantástico mundo del comic, como herramienta lectora, la fantasía y el ilusionismo, con trucos para hacer juegos de magia o las grandes expediciones de la historia. Además, también ha habido tiempo para deportes, juegos tradicionales, excursiones a la piscina, gymkhana, cine o clases de cocina.

“Todo ello es posible gracias al trabajo de monitores y voluntarios. Jóvenes, que demuestran que aman su trabajo, involucrándose hasta el infinito para que todos los menores tengan cubiertas sus necesidades y así hacer de éste el mejor campamento”.