SOFA'S SONGS

La conclusión que nos deja a su paso el confinamiento es clara y conecta directamente con dos modos de vivir. Hemos admitido durante unos meses eliminar cualquier ocupación prescindible y ha sido así como hemos visto leves muestras de regeneración del medio ambiente que nos han llenado de optimismo e ilusión. La vida cobraba fuerza cuando el ser humano guardaba un atípico silencio. Paradójico: Nos autodestruimos a cambio de confort.
En el tiempo de lo “esencial” hemos procurado refugio y alimento.
Refugio fue, en nuestras casas, la silla que colocamos junto a la ventana para contemplar el día o el sofá donde nos hemos reunido con la familia. Lugares donde nos hemos sentido protegidos junto a los nuestros.
El alimento ha trascendido la compra del súper recurriendo al arte ─alimento del espíritu─ que, lejos de mostrarse prescindible, ha demostrado que no sólo es “esencial”, sino que combate, además, otras carencias.

La música ha proliferado durante el confinamiento. Todos hemos recurrido a ella para relacionarnos o encontrar el sosiego necesario. En lo esencial hemos tenido sofá y música. Tanto si ya ha pasado todo como si continuamos hasta conseguirlo, debemos comprometernos con la enseñanza que nos deja: lo esencial permite que todo prospere y florezca de nuevo. Aquí está nuestra esencia.