El Rinconada consiguió un importante triunfo después de dos semanas sin ganar tras imponerse al Soleá por 2-0 en un partido trabado, con pocas ocasiones y en el que los hombres de Andrés Millán tuvieron que tirar de oficio, apretar los dientes para sumar los tres puntos en litigio ante un equipo correoso.

La primer parte se caracterizó por la igualdad y el respeto de ambos contendientes. Aunque había muy buen ambiente en las gradas y el público trataba de llevar a sus jugadores en volandas, el Rinconada no estaba cómodo en el campo. Perales vio la amarilla y Millán, preocupado porque pudiera quedarse con diez, lo cambió en el ecuador de la primera parte dando entrada a David Gallardo, que le dio más profundidad a los ataques blanquiazules.

La segunda mitad comenzó con el gol local, que allanó bastante el camino de la victoria. En la típica carrera de Gallardo por banda, éste sacó el centro y Enma, que estaba libre de marca por una desaplicación defensiva visitante, remató para adelantar al Rinconada y encarrilar el partido.

Los de Marcos Márquez, no obstante, no se dieron por vencidos y se fueron en busca de la meta de Antonio, que volvía al once tras varias semanas lesionado. No obstante, entre el guardameta, que se lució en un par de ocasiones, la defensa y la falta de puntería visitante, los locales aguantaban la mínima ventaja a la espera de tener una oportunidad de matar el partido, que se presentó en una rápida contra en la que Molina vio a Braulio entrando por la derecha, cambió la orientación del juego, le entregó el balón y, en el mano a mano, el delantero conseguía el 2-0. Incluso pudo llegar el tercero en un remate a bocajarro de Molina que sacó Guti bajo palos.

Los visitantes se fueron diluyendo y acabaron entregando la cuchara ante un Rinconada que tuvo más acierto y oficio que el conjunto del polígono de San Pablo.

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