"Un negocio distinto, que se diferenciara de otros muchos que, afortunadamente, ya hay en la localidad". De este modo comienza a definir la propietaria de El Guardaguja, Carmen López, a su bodega. Ubicada en la calle Murcia frente a las vías del tren, en pleno casco antiguo del núcleo urbano de San José de La Rinconada, solo hay que cruzar el umbral del local para afirmar que, desde luego, es especial.

Todas las esquinas del recinto están decoradas con motivos ferroviarios, propiciando bellas imágenes allá donde se pose la mirada. Un antiguo guardaguja vigila la entrada a la bodega, las paredes y las estanterías están abarrotadas de antiguos faroles, campanas o gorras que en su tiempo utilizó algún ferroviario. "Quisimos dar este look al local ya que creemos que colabora mucho al otorgar una imagen atractiva, que llama la atención", explica Manuel Márquez, copropietario del negocio, quien añade que incluso los maquinistas de los trenes suelen tocar la bocina cada vez que pasan frente a su bodega.

Para Manuel, que posee una dilatada experiencia en la hostelería, la clave del éxito que están teniendo "está en el boca a boca, en que el cliente siempre sale contento de aquí y ese es nuestro mayor orgullo". Parte del mérito lo tiene la gran calidad de los vinos y otras bebidas que almacenan en esta bodega, así como el punto fuerte de la carta, los tradicionales papelones de estraza con chacina, quesos o costillas.

Pero también sirven tapas muy variadas y el menú de cada día, que según la propietaria Carmen, "suele ser un plato casero tradicional, de los que hacían nuestras abuelas, como menudo, un potaje o papas con costillas". Todo ello, a la lumbre de una buena chimenea, es argumento suficiente para visitar El Guardaguja.