01/04/2007
Manuel Alfonso Rincón
La verdad es que estoy en la gloria con el movimiento cultural y reivindicativo de la ‘Memoria histórica’ porque me está haciendo repasar todos los avatares de la República y los primeros años de franquismo (ésos verdaderamente feos) y de ahí están saliendo varias de estas comunicaciones al Toma-Nota.
Pero hoy han caído en mis manos unos apuntes de cuando el Monarca ya le había entregado el poder a Adolfo Suárez y éste convocó unas elecciones generales que ni el Monarca ni Suárez dijeron en ningún momento que fueran constitucionales (o sea, para redactar una Constitución) pero como les salió bien la cosa (UCD 166 escaños en 1977, PSOE 118 y PCE 19), en seguida se dispusieron a hacer esa Constitución sabedores de que con AP y CiU (entonces muy de derechas) el texto iba a salir mucho más liberal de lo que el pueblo esperaba, evidentemente.
Y de camino UCD iba gobernando (el paro en el campo era horroroso, el empleo comunitario no llegaba, la remolacha andaba sin regulación, iban a cerrar -para empezar- la Azucarera cordobesa del Carpio y la nuestra olía a chamusquina, el hambre acuciaba, el paro crecía -2 millones a nivel nacional...) y de camino UCD, también, iba prometiendo y prometiendo y toreando y toreando la ejecución de sus promesas.
Y un día en San José nos hartamos y, cuando nadie cortaba una carretera por nada del mundo y las concentraciones en Sevilla se hacían tímidamente en la Plaza de San Pedro (con la excusa de que en Morería y Alhóndiga estaba CCOO y en Pérez Galdós la Casa del Pueblo) pues entonces nada menos que medio San José nos pusimos un día (convocados por las asociaciones de vecinos, el PCE, el PSOE, UGT y CCOO) nos pusimos a cortar el Cruce de la Carretera de Brenes.
Y llegaron ‘los civiles’ y se les explicó que el pueblo entero y el Ayuntamiento veníamos solicitando desde hacía tiempo
Y con dos o tres cortes y protestas como aquél se fueron solucionando los problemas mencionados (ahí están, por ejemplo, el citado Júpiter y los locales comerciales funcionando normalmente desde hace más de 20 años y ahí está el puente que ya casi ni recordamos cuando era más estrecho), y con protestas y luchas memorables en el mismo o parecido sentido (de algunas ya me he ocupado en otras ocasiones), fuimos saliendo del extensísimo paro, de la mala organización del empleo comunitario, del tema de la Azucarera y hasta de dejar de depender del campo para hacernos un núcleo fundamentalmente industrial y de servicios.
Todo a base de una larga y tenaz lucha en la que un servidor, como todos los de mi generación adulta, mezclamos apuntes y nostalgias, lucha constante y enconada que, iniciada antes de que el Dictador muriera, algún día estudiarán nuestros nietos como una ‘Memoria histórica’ sin la que no hubieran sido posibles ni nuestra democracia ni la suya.