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"Me siento muy rinconero"

Cultura y patrimonio |

El escritor Fernando Iwasaki aterrizó en Sevilla desde Lima para investigar en el Archivo de Indias y hacer el doctorado en Historia. Reside en La Rinconada desde hace 23 años, de donde es su mujer y sus tres hijos

Fernando Iwasaki y su hijo, Andrés, en la biblioteca de San José
 
 
 
Sevilla le ha aportado conocimiento, enriquecimiento literario y su propia familia. En La Rinconada ha encontrado la serenidad que necesitaba y el lugar ideal en el que vivir. Tras 23 años residiendo en la localidad, este escritor e historiador peruano dice sentirse rinconero y  satisfecho con todos los cambios que se han producido desde que la pisó por primera vez, de los que ha sido testigo directo.
Entra en la biblioteca de San José como si estuviese en su casa con su hijo pequeño, Andrés, de 12 años, al que ha inculcado su amor por la lectura. Aquí dice sentirse a gusto pues es el lugar en el que se curten los grandes escritores y en ella pasa largas horas.
Su último ensayo 'Cuando dejamos de ser realistas' le ha hecho valedor del Premio Algaba y es precisamente en este punto en el que comienza el encuentro con TN. "Algunos críticos han tildado este libro de provocador, pero es porque hago una cierta comparación entre la evolución política de los países hispanoamericanos y España a partir de la Independencia", comenta. "Es la segunda parte de otro libro que ya escribí titulado 'El descubrimiento de España' en el que narraba cómo creía que era este país cuando era un niño y vivía en Perú, y posteriormente cómo lo veía con la experiencia de vivir ya en él".
A pesar de contar ya con una amplia bibliografía asegura divertido, que aún le queda por escribir cinco libros de ficción, tres relatos y dos novelas. "La gente no me cree pero es así porque yo tardo mucho en escribir un libro completo; cuando lo hago tengo que dejar mi trabajo en la Fundación Cristina Heeren y dedicarme a esto 18 horas diarias". La próxima novela con la que sorprenderá al público la tiene clara: "una sobre corrupción política y nacionalismo desde una óptica humorística".
En este punto, su hijo Andrés sonríe complaciente. Ha heredado de su padre su pasión  por la lectura (según Iwasaki para ser escritor hay que ser sobre todo lector). Al igual que su progenitor quiere viajar mucho. Según él, quiere ir a trabajar a Asia o Hispanoamérica, y ser arqueólogo. Y como de casta le viene al galgo, este joven rinconero ha tratado, de momento en vano, de escribir ya una novela.
Al margen de su faceta de escritor, Iwasaki padre dedica mucho tiempo a pasear por la localidad y montar en bicicleta y, en general, a hacer vida de pueblo. "Para mí es un gusto parar siempre que puedo en la venta El Cruce a tomar una tapa de salmorejo". Y es que es precisamente en estas pequeñas cosas en las que él encuentra su vía de escape al ajetreo diario. "Aquí hay muchos espacios verdes y la gente le dedica mucho tiempo al deporte, la verdad es que es una maravilla". De hecho, tiene un proyecto con la Diputación para escribir un libro de recorrido en bicicleta por La Vega.
Pero ¿qué es lo que le trajo a La Rinconada? Sin duda alguna, fue su mujer, rinconera de nacimiento, a la que conoció cuando llegó a Sevilla para investigar en el Archivo de Indias y hacer el doctorado en Historia. "Siempre me he sentido muy a gusto aquí y de hecho, me gusta participar en las actividades culturales, pues en este pueblo se respira un gran interés por la cultura", comenta. En este sentido ha organizado encuentros literarios con jóvenes de aquí, en los que, según él, ha notado un gran entusiasmo por la escritura y  siempre está pensando en nuevas propuestas. "El ambiente tranquilo de la localidad al mismo tiempo que su dinamismo cultural y deportivo han provocado que incluso amigos míos como el escritor cubano ya desaparecido Guillermo Cabrera Infante, se plantearan venir también a vivir aquí".
A pesar de que cuando llegó a Sevilla ya tenía un gran bagaje cultural y literario, él reconoce que la ciudad le ha enriquecido enormemente: "Es una urbe de poetas, de pintura, de ópera y es esencial en el desarrollo de la cultura occidental". De todas las personas que ha conocido (y son muchas) desde que aterrizó, se queda con el poeta Abelardo Linares, que en palabras de Iwasaki, "cambió mi manera de leer".
Comprometido, seguro de poner en marcha nuevos proyectos y con ganas de seguir sorprendiendo a su público, Iwasaki concluye dando las claves para ser un buen escritor: "hay que venir aquí, a la biblioteca, y convertirse en un buen lector" .

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