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3-0: La vida sigue igual

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Un San José muy renovado, que nunca se adaptó a las dimensiones del feudo del Puerto Real, cae de manera contundente haciendo gala de los mismos errores de siempre: fragilidad defensiva y falta de efectividad de cara a la meta contraria

El San José comenzó con derrota su andadura por la División de Honor más atípica desde su creación. El equipo de José González ‘Che’, que ha acometido una importante renovación del plantel y que, tras una gran pretemporada, había ilusionado a sus aficionados, volvió a cometer los mismos errores de siempre, el mal endémico del fútbol en general y de los cañameros en particular, que no es otro que perdonar la meta contraria y regalar en defensa.

Cierto es que había condicionantes que influyeron en el desarrollo del encuentro, empezando por las dimensiones del Campo Río San Pedro, que más parecía de fútbol 7, y que obligó a los azulinos a tener que bregar con un tipo de juego al que no están acostumbrados, aunque, no nos engañemos, muchos campos de los que se va a encontrar esta campaña, son también de espacios reducidos. Los puertorrealeños, más hechos a su estadio, fueron más pragmáticos, sin hacer concesiones, sin complicarse la vida, y juntando mucho sus líneas para impedir la creación del centro del campo de los visitantes.

Otro factor importante fue el viento, que propició muchas imprecisiones a la hora de hilvanar jugadas y, no menos importantes, aunque esto es algo que afecta a todos los equipos y cuya solución -se supone- era la mayor profundidad de plantilla, fueron las bajas en los de ‘Che’, entre las que figuraban nombres tan destacados como Saborido, Jaime Otón, Mimi o Ennoury.

Los cañameros cayeron en la trampa desde el inicio, tratando de llegar en balones largos a la meta de Rafa, donde los centrales gaditanos imponían sus centímetros y su experiencia. Durante toda la primera parte, los locales no pasaron ningún apuro. Y no es que el Puerto Real arrollara a los azulinos, pero sí es cierto que supieron aprovechar sus ocasiones y aprovechar sus errores. En el minuto 14, una desaplicación defensiva que hizo que nadie acertara a despejar un balón que venía de saque de banda, propició el primer gol, obra de Loiti que, des cabeza, superó a un Álex, que era el elegido como titular para el primer partido y que no se enteró de qué iba el encuentro.

Con el marcador adverso, la situación se complicaba más si cabe, porque el Puerto Real cerraba los espacios y no dejaba al San José acercarse a su portería. Pedía a gritos el descanso el duelo y se anticipaba la bronca de ‘Che’, porque perder se puede perder, pero si se pierde hay que hacerlo jugando a los que se sabe y no tratando de hacer un fútbol para el que el San José ni está preparado ni tiene plantilla.

En el 47, cuando el onubense Lozano Díaz se preparaba para indicar el intermedio, una falta lateral que Juanjo sacó cerrada se convirtió en el segundo gol que ya fue la puntilla definitiva. El gaditano la tiró al palo corto, donde debe hacerse fuerte el portero, pero Álex seguía sin enterarse y se comió la pelota. Demasiada renta en contra para lo visto en la primera parte y para lo que pudiera dar de sí una metamorfosis cañamera en la segunda.

El segundo acto comenzó con brío en los visitantes. Por fin esgrimieron sus armas, tratando de combinar la pelota. La entrada de Selu mejoró a un Saúl al que había anulado su par, mientras que Chuli, que se cambió de banda, era el único soplo de aire fresco de los azulinos. Una jugada suya, recuperando un balón en línea de tres cuartos y generando superioridad numérica fue la más clara del San José. Pensó en tirar, vio a Edu Brenes solo para empujarla y, ese segundo de duda, hizo que el delantero no pudiera acomodarse bien el disparo y acabara fallando.

Y de ahí en adelante, como la canción de Julio Iglesias, la vida siguió igual, un quiero y no puedo cañamero y un pragmatismo del que sabe que el acompaña el marcador y tiene los tres puntos en el bolsillo. Eso sí, la segunda parte sirvió para retratar a algunos futbolistas azulinos, como a Juli, que a pesar de su envergadura no justificó su fichaje. En el 73, otra desaplicación defensiva visitante, dejó a Brahim en zona de remate y el puertorrealeño no falló, cerrando un marcador doloroso y que obliga a empezar remando a contracorriente.

Lo mejor es que esto no ha hecho más que empezar, que un borrón no puede cercenar la buena imagen del equipo en pretemporada y que hay tiempo y margen de reacción. Eso sí, de poco sirve ganar al Coria o al Cabecense si, cuando llega la hora de dirimir los puntos, el equipo no da la cara. Esperemos que la semana que viene -cuando jugarán en el 'Castañita' falta de confirmación por la resiembra del Felipe del Valle- la falta de aforo del ‘Anexo’ y el ‘Castañita’-, sea otra historia.

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