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Un San José muy renovado, que nunca se adaptó a las dimensiones del feudo del Puerto Real, cae de manera contundente haciendo gala de los mismos errores de siempre: fragilidad defensiva y falta de efectividad de cara a la meta contraria
El San José comenzó con derrota
su andadura por la División de Honor más atípica desde su creación. El equipo
de José González ‘Che’, que ha acometido una importante renovación del plantel
y que, tras una gran pretemporada, había ilusionado a sus aficionados, volvió a
cometer los mismos errores de siempre, el mal endémico del fútbol en general y
de los cañameros en particular, que no es otro que perdonar la meta contraria y
regalar en defensa.
Cierto es que había
condicionantes que influyeron en el desarrollo del encuentro, empezando por las
dimensiones del Campo Río San Pedro, que más parecía de fútbol 7, y que obligó
a los azulinos a tener que bregar con un tipo de juego al que no están
acostumbrados, aunque, no nos engañemos, muchos campos de los que se va a
encontrar esta campaña, son también de espacios reducidos. Los puertorrealeños,
más hechos a su estadio, fueron más pragmáticos, sin hacer concesiones, sin
complicarse la vida, y juntando mucho sus líneas para impedir la creación del
centro del campo de los visitantes.
Otro factor importante fue el
viento, que propició muchas imprecisiones a la hora de hilvanar jugadas y, no
menos importantes, aunque esto es algo que afecta a todos los equipos y cuya
solución -se supone- era la mayor profundidad de plantilla, fueron las bajas en
los de ‘Che’, entre las que figuraban nombres tan destacados como Saborido, Jaime
Otón, Mimi o Ennoury.
Los cañameros cayeron en la
trampa desde el inicio, tratando de llegar en balones largos a la meta de Rafa,
donde los centrales gaditanos imponían sus centímetros y su experiencia.
Durante toda la primera parte, los locales no pasaron ningún apuro. Y no es que
el Puerto Real arrollara a los azulinos, pero sí es cierto que supieron
aprovechar sus ocasiones y aprovechar sus errores. En el minuto 14, una
desaplicación defensiva que hizo que nadie acertara a despejar un balón que
venía de saque de banda, propició el primer gol, obra de Loiti que, des cabeza,
superó a un Álex, que era el elegido como titular para el primer partido y que
no se enteró de qué iba el encuentro.
Con el marcador adverso, la
situación se complicaba más si cabe, porque el Puerto Real cerraba los espacios
y no dejaba al San José acercarse a su portería. Pedía a gritos el descanso el
duelo y se anticipaba la bronca de ‘Che’, porque perder se puede perder, pero
si se pierde hay que hacerlo jugando a los que se sabe y no tratando de hacer
un fútbol para el que el San José ni está preparado ni tiene plantilla.
En el 47, cuando el onubense
Lozano Díaz se preparaba para indicar el intermedio, una falta lateral que
Juanjo sacó cerrada se convirtió en el segundo gol que ya fue la puntilla
definitiva. El gaditano la tiró al palo corto, donde debe hacerse fuerte el
portero, pero Álex seguía sin enterarse y se comió la pelota. Demasiada renta
en contra para lo visto en la primera parte y para lo que pudiera dar de sí una
metamorfosis cañamera en la segunda.
El segundo acto comenzó con brío
en los visitantes. Por fin esgrimieron sus armas, tratando de combinar la
pelota. La entrada de Selu mejoró a un Saúl al que había anulado su par,
mientras que Chuli, que se cambió de banda, era el único soplo de aire fresco
de los azulinos. Una jugada suya, recuperando un balón en línea de tres cuartos
y generando superioridad numérica fue la más clara del San José. Pensó en
tirar, vio a Edu Brenes solo para empujarla y, ese segundo de duda, hizo que el
delantero no pudiera acomodarse bien el disparo y acabara fallando.
Y de ahí en adelante, como la
canción de Julio Iglesias, la vida siguió igual, un quiero y no puedo cañamero
y un pragmatismo del que sabe que el acompaña el marcador y tiene los tres
puntos en el bolsillo. Eso sí, la segunda parte sirvió para retratar a algunos
futbolistas azulinos, como a Juli, que a pesar de su envergadura no justificó
su fichaje. En el 73, otra desaplicación defensiva visitante, dejó a Brahim en zona
de remate y el puertorrealeño no falló, cerrando un marcador doloroso y que
obliga a empezar remando a contracorriente.
Lo mejor es que esto no ha hecho más que empezar, que un borrón no puede cercenar la buena imagen del equipo en pretemporada y que hay tiempo y margen de reacción. Eso sí, de poco sirve ganar al Coria o al Cabecense si, cuando llega la hora de dirimir los puntos, el equipo no da la cara. Esperemos que la semana que viene -cuando jugarán en el 'Castañita' falta de confirmación por la resiembra del Felipe del Valle- la falta de aforo del ‘Anexo’ y el ‘Castañita’-, sea otra historia.