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0-2: Y cinco semanas después, lo consiguió

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El San José, con pleno de victorias, accede por primera vez en la temporada a los puestos de Play Offs tras su victoria en Casariche ante el Ventippo, y recorta los ocho puntos de desventaja que tenía cuando se producía el cambio de entrenador

Este San José engancha. Y lo hace porque tiene mucha intensidad, porque no se guarda nada, porque, da igual el rival que esté enfrente, muerde a cualquiera de sus rivales. Las cosas le están saliendo a los cañameros e, incluso las bajas no se están notando y esa pizca de suerte que siempre es necesaria, se está poniendo de su lado.

Cinco partidos después de que en la dirección deportiva acordaran la destitución de Marco Fernández y el fichaje de ‘Josito’ Hernández, el equipo ha logrado meterse dentro del objetivo, accediendo al cuarto puesto de los Play Offs, con pleno de victorias, la última en un feudo nada propicio y ante un equipazo como el Ventippo, al que supera con este triunfo en la clasificación.

Y no era, para nada, fácil. Los azulinos no partían desde cero, sino desde -8, la diferencia que tenían con los Play Offs. Se había perdido ante el Pilas, se había empatado en casa ante el Demo y en el feudo del Mosqueo. Se había perdido en casa ante el Alcalá y en el San Bartolomé de Mairena. Y venían partidos que enfrentaban a auténticos Miuras a los del Felipe del Valle. Tres victorias ante tres rivales de la zona alta (Torreblanca, Morón y Utrera B) y un triunfo a domicilio en Montequinto, un rival que apretó, y de que manera, a las huestes cañameras. Quedaba la reválida de jugar a domicilio ante uno de los todopoderosos. Y ese partido llegaba en el Complejo Deportivo Sergio Carnerero Gil, ante un Ventippo que, a su indudable potencial deportivo, suma a un público entregado, que juega su papel y que genera mucha presión ambiental para su equipo. Era, por tanto, la gran reválida. A domicilio, frente a un grande y en un escenario en el que a los rivales que lo visitan le pueden temblar las piernas. Y otro detalle, que tampoco era baladí… sin Alemán, sancionado, el faro del cuadro azulino.

Sin embargo, desde el comienzo del choque, el San José dejó claro que no iba a Casariche de paseo, que no acusaba la presión ambiental y que iba a jugar sus bazas. Con Pérez en el pivote haciendo de Alemán, el equipo mantuvo sus señas de identidad, desarbolando a un Ventippo que no se esperaba que los azulinos salieran tan revolucionados y con una presión tan adelantada.

Ya en los primeros minutos, hubo una clara ocasión para los visitantes, en un balón colgado que llegó a Alberto que, con el pie, disparó al muñeco. Dani evitó el primero de los azulinos. Pero la tónica no cambiaba, el papel dominador era de los del Felipe del Valle y los locales no se asomaban a la meta de Linares. De hecho, sólo hubo un remate del Ventippo en el primer acto, que se marchó a la derecha del guardameta. Y eso fue ya con desventaja en el marcador. Porque el San José, se adelantó en el minuto 12. Una gran internada de Selu por la derecha acabó con un pase tenso y fuerte al área. Kisko llegaba apretando a Adrián y éste, en su afán por despejar, acabó metiendo la pelota en su portería. Suárez Medina, la colegiada del partido, le dio el tanto al delantero, que lo celebró con muchas ganas, pero desde fuera, todos los presentes vimos que había sido el defensa el que había hecho el autogol.

Durante la primera parte, hubo más tela que cortar. Si el San José no acusó la presión ambiental, sí lo hizo la colegiada del encuentro, que se guardó una segunda amarilla muy clara a Ka cuando derribaba a Mateos, que se iba solo. Sin embargo, a pesar de estas adversidades, los cañameros no sufrieron y se fueron a la caseta con la sensación de que, con una pizca de fortuna y con un arbitraje más imparcial, la ventaja podría haber sido incluso mayor.

Sin embargo, en la segunda mitad, cambió el decorado. El Ventippo salió mucho más enchufado y empezó a encerrar en su área a un San José al que le duraba poco la pelota ante el empuje del cuadro de Pedro García Gambín, el ‘Murciano’, que empezaba a generar auténtico peligro. En esos momentos de apuro, apareció el mariscal del área, Alberto, con un imán en su cabeza para despejar todo lo despejable, bien escoltado por Espinar que, partido a partido, va demostrando el nivel que tiene y por el que los cañameros hicieron un gran esfuerzo en su contratación. Ya también apareció el otro santo, Linares, que, como el año pasado en el mismo escenario, fue una auténtica pesadilla para los de Casariche, con hasta tres paradas de enorme mérito, la última sacando a córner un balón que iba a la mismísima escuadra.

José Carlos movía el banquillo tratando de contener el ímpetu de los locales que, si bien seguían embotellando el área cañamera, no lograban disponer de ocasiones especialmente claras, porque la defensa azulina no hacía concesiones. Los locales tenían que hilar fino para disponer de ocasión de disparo y, cuando eso ocurría, esperaba el último valladar, el arquero, que no daba opción a la igualada.

En ataque, los azulinos se habían diluido mucho. Eso sí, no renunciaban a nada, y trataban de presionar para que el balón se mantuviera lo más lejos posible de su portería.

En el minuto 81, Javie Pérez, juvenil, que había salido en la segunda parte, presionó hasta la extenuación al lateral zurdo local, que se vio obligado a ceder al guardameta en situación de necesidad. Por allí andaba el debutante Nawfel, que metía la puntita de la bota y, con suspense, el balón se acaba colando en la portería. Era el 0-2, que permitía al San José vivir tranquilo el epílogo.

El Ventippo no se rindió, incluso tuvo dos buenas ocasiones, una que sacó Espinar arrojándose al suelo y mandando a córner y otra que despejó Linares. Pero cuando Suárez Medina pitó el final, el marcador seguía con el 0-2, desatando la alegría de los cañameros y de los aficionados que se habían dado el paseo hasta la localidad de la Sierra Sur sevillana.

Los de ‘Josito’ Hernández se colocan cuartos, con los mismos puntos que el Alcalá y a uno del Mairena. Ahora, tendrán que recibir al Camas, un rival de la zona baja, que perdía su último envite con el Montequinto (1-5). Será una nueva reválida para el San José, ante un equipo de abajo ejerciendo como local y con la obligación de llevar la batuta. El premio es grande con tres puntos que serían un paso más en la consolidación en los puestos de privilegio.

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