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"El pan tradicional es un arte que sólo se aprende con trabajo y dedicación"

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Así lo cree Antonio Quiles Jiménez, gerente de la Panificadora Universal, una empresa que después de 40 años continúa fabricando y llevando pan a los hogares del municipio desde su nueva sede en el polígono industrial Cáñamo 1

El olor a pan recién hecho es inconfundible, un aroma agradable que despierta los sentidos y que acompaña a esos trabajadores que cada madrugada se enfundan el delantal y se ponen 'manos a la masa' para que el producto final llegue puntual a su destino. Antonio Quiles es uno de estos hombres abnegados en su labor como panadero de tercera generación que ha vivido en primera persona los 40 años de existencia de la Panificadora Universal.
"En 1970 había en el municipio un total de ocho panaderías que decidieron unirse para formar una cooperativa en los terrenos del Cortijo San José. Mi padre era el dueño de uno de estos negocios, así que desde muy joven siempre he estado metido en harina, como se suele decir, hasta que con el paso del tiempo he acabado siendo el gerente de la Panificadora", relata Antonio.
Precisamente, el transcurrir de los años es lo que planteó la necesidad de buscar una nueva ubicación para la empresa, cuyas instalaciones se quedaban obsoletas. Por ello, "nos reunimos con el Ayuntamiento para ver posibles soluciones y nos remitieron a una serie de naves y locales que ofertaba Soderinsa. Después de pensarlo mucho y de recibir asesoramiento y toda la ayuda necesaria por parte de los técnicos, decidimos trasladarnos al Cáñamo 1", comenta el gerente.


Una vez solucionados los trámites burocráticos, el 19 de julio de 2011 la 'Panificadora Universal' inicia la actividad en su nueva sede. No obstante, tal y como puntualiza Antonio, "este cambio no habría sido posible sin la subvención recibida del programa de    desarrollo rural LiderA, que nos ha permitido modernizar la maquinaria y adecuar las instalaciones para que la empresa siga compitiendo en igualdad de condiciones en el sector".


Así, el nuevo emplazamiento del negocio se asemeja mucho a una cadena de montaje, donde el espacio está dividido por secciones para agilizar el trabajo, desde la sala de almacenamiento de materias primas hasta la de preparación de los repartos, pasando por las estancias de amasado y elaboración, fermentación y horneado del pan. El resultado de todo este proceso, molletes, vienas, prietos, gallegas, bollos, andaluzas, picos y demás variedades de pan que llegan a los hogares a través de los distintos despachos y tiendas que la Panificadora tiene repartidos por el municipio, Alcalá del Río, Burguillos o San Jerónimo.


Además, "trabajamos el pan integral, con fibra, sin sal y también recibimos encargos por kilos para grandes reuniones. En la práctica, fabricamos cualquier modalidad que te puedas encontrar en el mercado, si bien el pan tradicional es un arte que sólo se aprende con trabajo y dedicación", señala el gerente, quien seguirá conjugando lo artesano con las innovaciones y mejoras que le permitan abarcar nuevos mercados en los que el ciudadano pueda llevarse a casa bien temprano y calentito su pan bajo el brazo.

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