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En 1978 abrió sus puertas en calle Virgen de Gracia y, desde entonces, no ha parado de crecer, diversificando su oferta y adaptándose a los nuevos tiempos
En la calle Virgen de Gracia, una de las más céntricas de La Rinconada, y desde hace exactamente 40 años, encontramos el Estanco- Papelería Nati. Para muchos este establecimiento ha estado ahí siempre, pero la verdad es que existe desde mucho antes, más de una década, cuando Nati se hace cargo del negocio de su tía ubicado en la Avenida de la Constitución, junto a ‘El Rancho Grande’.
Natividad Ariza y Manuel Aguilar, los
propietarios de la empresa, han dedicado toda su vida a ella. Los inicios, por
los años 70, fueron muy difíciles, construyeron ellos mismos su vivienda poco a
poco, a la vez que su estanco, ese que se convertiría en parte de su casa, su
entrega y dedicación hasta sus jubilaciones.
Al principio sólo era estanco, pero en 1980 y
con el crecimiento que la localidad estaba sufriendo en esos años, amplió su
oferta, incluyendo así material escolar y convirtiéndose en la primera
papelería de La Rinconada. En 1981 comenzó también con la venta de quinielas de
fútbol, puesto que aún no existía otros sorteos como la Lotería o la Bonoloto.
Y más tarde, incorporó artículos de regalo, de piel, o electrónica, entre
otros. Y es que, si de algo puede presumir, y clave de su longevidad, es de
saber adaptase a los tiempos, de ir innovando, y estar siempre al servicio de sus clientes
ofreciéndoles lo mejor. La primera fotocopiadora en el pueblo, el primer fax,
plastificadora…hacían grandes desembolsos en las nuevas tecnologías en pro de
sus vecinos.
Estos años fueron los mejores para el negocio,
que crecía rápidamente, y que hizo que Nati, con cuatro hijos y el estanco en
auge, necesitara la ayuda de su esposo, que abandonó su apreciado oficio de
albañil para centrarse en el negocio familiar. “El estanco era una habitación
más de la casa, tanto mis hermanos como yo pasábamos ahí las tardes, aprendimos
la profesión de bien niños y hemos crecido con él, por lo que cuando nuestros
padres se jubilaron, aun teniendo cada uno nuestra profesión, no podíamos
deshacernos de él”, cuenta Manolo, uno de los hijos que ha cogido el testigo de
sus padres, junto a su hermana Nati, y que compaginan con su trabajo.
Destaca la calidad en sus productos, la
formalidad, el respeto hacia el cliente, la constancia y el buen hacer de sus
padres, que ayudaron a muchas familias
dando facilidades de pago a plazos. “Si ahora cuesta, en aquellos años el
esfuerzo que tenían que hacer para comprar los libros, material o regalos a sus
hijos era aun mayor”, asegura haciendo hincapié en el tiempo. “Esos niños ahora
son padres, o abuelos, y siguen fiel a nosotros. Detrás del mostrador hemos visto
la evolución del pueblo, de la gente y de la vida”.
Actualmente, la estabilidad en las ventas les permitió la creación de puestos de trabajo, siguen luchando a diario, reinventándose, apostando por productos de calidad, adaptándose a la demanda y volcándose con los vecinos, porque como dice Manolo, sin ellos lo que hacen no tiene sentido. “Nuestros clientes han sido lo mejor de estos años, gracias a su confianza en nosotros seguimos aquí después de 40 años. Son muchas las historias que podríamos contar sobre ellos porque por nuestro local ha pasado todo el pueblo, muchos ya no están entre nosotros pero guardamos un gran recuerdo y otros han llegado ahora y nos demuestran su fidelidad, por lo que ya están incluido en nuestra gran familia”. Al igual que el Estanco Nati también forma parte de todos los rinconeros y esperamos que siga siendo así 40 años más.