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El San José firma su peor partido de la temporada ante un viso que, sin nada del otro mundo, pudo endosar una goleada de auténtico escándalo
Era el minuto 1, cuando el Viso
sacaba de centro. Jugada rápida, desaplicación defensiva, internada por la
izquierda, centro al área y gol de Vega. 0-1 cuando aún los espectadores no habían
tenido tiempo ni de sentarse. Y otra vez a nadar contra corriente. Los hombres
de Maldonado trataron de reaccionar, pero ni la cabeza ni las piernas les
acompañaban. El equipo estaba apático, como si el partido no fuera con ellos y,
mientras tanto, pasaban los minutos, los de Javi Rodríguez seguían por delante
en el marcador y no había visos de reacción ni ocasiones reseñables en las
filas cañameras.
La defensa estaba excesivamente
nerviosa, el centro del campo no hilvanaba dos pases con criterio y a los
jugadores de ataque no le llegaban balones. Lo mejor de todo para los de
Maldonado es que la renta era exigua, que la pegada cañamera en una jugada
aislada podía equilibrar la balanza. Pero nada más lejos de la realidad. Si el
primer gol llegaba antes de cumplir el minuto 1 de juego, el segundo llegaría
en el 45, en una jugada muy protestada por los azulinos, que entendían que
había fuera de juego de Salvat que el colegiado, el cordobés Caballero
Caballero, a instancias de su auxiliar, no decretó. Y el jugador visueño volvió
a batir a Sebas, dejando el 0-2 al descanso. Para colmo de males, en el
vestuario, cuando los jugadores se retiraban, Jaime Otón, uno de los más veteranos
del plantel, si no el que más, no tuvo otra ocurrencia que decirle al árbitro “esto
es una vergüenza”. El resultado: cartulina roja y toda la segunda parte el San
José con diez futbolistas.
En la segunda mitad, entraron
Sosa, porque el centro del campo no existía, Edu Calderón y Álvaro, en busca de
recuperar sensaciones. Y hubo dos tímidos acercamientos con un remate de Varona
que repelía Álex como acción más destacada. Pero ese fuelle duró poco, porque
los visitantes volvieron a hacerse con el control de la pelota y a maniatar
cualquier atisbo de acercamiento cañamero. La apatía seguía reinando en un
equipo que parecía haber bajado los brazos, y que disipó las dudas al respecto
cuando encajó el tercer tanto, obra de Antonio López que, tras partirle la
cintura a Ismael, sacó un disparo seco que se coló por el palo del portero.
Faltaba un cuarto de hora para el final y la gente empezaba a abandonar el
Felipe del Valle, mientras los futbolistas pedían que el árbitro pitara el
final.
En el último tramo del duelo,
Sebas evitó que la tragedia fuera mayor, aunque Antonio López tuvo tiempo de
hacer el segundo de su cuenta particular y el cuarto de su equipo en otra
jugada que dejaba malparada a la inoperante zaga cañamera.
Al final, el San José perdía 0-4, era humillado en su estadio y suma su quinta derrota consecutiva, entrando en barrena y empezando a necesitar que ocurra algo que pueda revertir la situación.