La sala Simone de Beauvoir, ubicada en el Centro Violeta de Formación de Igualdad, acogió el taller ‘Hacia unas masculinidades no machistas’ organizado por el área de Igualdad del Ayuntamiento de La Rinconada y la Junta de Andalucía.

Alrededor de 40 personas, entre hombres y mujeres, así como un gran número de jóvenes, se dieron cita para participar en esta actividad con la que se pretendía, tal y como explicó la delegada de Igualdad, Noelia Ramírez, en la apertura del taller, “trabajar de forma participativa para cuestionar cómo se construye la masculinidad, cómo se nos enseña a ser hombres, cómo influye ese modelo en nuestros comportamientos y qué ventajas y desventajas nos ha aportado. Y, por supuesto, cómo iniciar un proceso de cambio que favorezca unas masculinidades no machistas, no violentas e igualitarias”.

Esta actividad corría a cargo del psicólogo experto en género y en violencia de género, Juan Ignacio Paz Rodríguez. Paz trabaja en el Instituto Andaluz de la Mujer desde 1990. Ha sido asesor de la Dirección General de Violencia de Género de la Consejería de Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía y posee una extensa experiencia en actividades de formación en Violencia de Género a colectivos de profesionales (Consejo General del Poder Judicial, Centro de Estudios Jurídicos del Ministerio de Justicia, Instituto Andaluz de Administración Pública, Servicio Andaluz de Salud, Escuela Pública de Seguridad de Andalucía, Ejército de Tierra, etc.).

Durante su taller, en el que trabajó de forma participativa con las personas presentes, este psicólogo explicó conceptos como masculinidad y machismo y destacó que no son sinónimos. Así señaló que hay muchas formas de vivir la masculinidad, pero la sociedad tradicional solo reconoce una como válida: la masculinidad machista. Ese modelo es transmitido a través del patriarcado social, que emplea muchas veces a mujeres como transmisoras (por ejemplo, las madres). Influyendo en todo el proceso de socialización y provocando que muchos de los comportamientos sean fruto de las nociones tradicionales de la masculinidad (controlar, ser agresivo, físicamente fuerte, heterosexual, valeroso, proveedor en aspectos materiales...). además, instó a los participantes a reflexionar sobre la construcción de las identidades masculinas y a desaprender conductas.