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Un San José desconocido cae goleado en Peñarroya y se va al parón en zona de nadie, lejos de los puestos de privilegio
El San José cuajó un partido
horrible en Peñarroya y acabó goleado y lejos de los puestos altos de la tabla
en el parón de tres semanas motivado por las fiestas navideñas. Los locales,
que se presentaron al partido en el vagón de cola de la clasificación, con sólo
quince jugadores y sin conocer la victoria en su estadio parecían un rival
asequible para un once cañamero al alza, pero nada más lejos de la realidad.
El San José salió dormido, falto
de concentración e intensidad, viéndose superior y pensando que ganaría el
partido andando. Y lo peor es que no es la primera vez que le pasa esta
temporada. En esta categoría cualquier rival exige el cien por cien, aunque los
cañameros parece que no se han dado cuenta.
En el minuto dos, un balón a la
espalda de la defensa dejó a Sebi solo delante de Sebas. El delantero acertó en
la definición. Un accidente, con todo el tiempo del mundo para voltear el
marcador. Pero los azulinos seguían dormidos y, en el nueve, otro balón a
espalda de la defensa dejó solo a José que, de cabeza, puso el segundo en el
electrónico. Hubo tímidas protestas por fuera de juego que el árbitro,
Bustamante Marín, ni su auxiliar, entendieron que hubiera acción
antirreglamentaria. Y los de Maldonado siguieron sin despertar. En el quince
llegó el tercero, con una pasividad defensiva pasmosa, con la dupla de
mediocentros, formada por Sosa y Rubén, desconocidos, y con una enorme falta de
movilidad arriba, donde tres killers trataban de pelear una zona del campo que
era demasiado pequeña para los tres.
En el minuto 29 llegó el cuarto y el partido, si no lo estaba ya, quedó totalmente visto para sentencia. Un zapatazo de Rubén que despejó el arquero local fue el único bagaje ofensivo visitante, mientras que en la segunda parte, a excepción de un tiro de Lobo y un gol anulado a Casimiro, después de que Luis, que estaba solo, le diera el balón al ex del Brenes, que estaba más adelantado. Los locales, a la contra, pudieron hacer más sangre, pero el marcador no se movería más. En el alargue, Selu, que había entrado en la segunda parte, se fue expulsado después de perder los papeles fruto de la impotencia que sintió todo el equipo y los aficionados que, tras dos horas y media de viaje, apoyaban a su equipo desde las gradas.