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El San José cierra la temporada en casa con un empate en un partido gris, pero que suma los suficiente para evitar acabar entre los cuatro últimos de la tabla, por lo que continuará en División de honor salvo cacicada de la Federación a la hora de contabilizar los equipos que pierden la categoría
Si uno analiza la temporada del
San José se puede hablar largo y tendido. Obviamente, ha sido muy mejorable y
son muchos los peros que se le pueden poner. No cabe duda que tendrá que
trabajar mucho y bien para no repetir estas fatiguitas. Pero,
independientemente de todo eso, ha conseguido que, en los puntos, que es lo que
vale, haya cuatro equipos peores que los cañameros y, por tanto, se ha ganado
su derecho a continuar en División de Honor, a falta de lo que ocurra en la
última jornada en Castilleja. Podría ser quinto, sexto, séptimo y octavo por la
cola.
Por lo tanto, si el equipo desciende, será
porque bajen más de los cuatro estipulados, lo que respondería a descensos de
categorías superiores que adulterarían la competición y que responderían más a
una cacicada y a la incapacidad de gestión de la Federación, que a la justicia
deportiva. No se puede vender una competición seria cuando luego, según
categorías ajenas a la misma, los ascensos y descensos son el corral de la
Pacheca. Y, por tanto, si algún documento federativo amplía el número de
descensos, el San José debería recurrir hasta las úl5timas consecuencias para
que no se vulneren sus derechos.
Y dicho esto, lo cierto es que el
equipo mereció mejor suerte ante un Peñarroya encerrado desde el inicio dando
por bueno el 0-0, a espensas de eludir los cuatro últimos puestos y cerrando la
competición ante el Antoniano, nuevo líder y que, sí gana en Casas Blancas,
ascenderá a Tercera, tras el empate del Rota y el Pozoblanco. Los azulinos se
despiden de la Liga en el Antonio Almendro ante un Castilleja sin nada en
juego, pero con aires de rivalidad con los de Maldonado.
Las ocasiones ante los mineros se
sucedieron, pero se adoleció de puntería. Tampoco ayudó que Maldonado relevara
al mejor hombre gol en el minuto 60. Nadie entendió el cambio, el primero, el
propio Lobo, que se fue muy cabreado del verde del Felipe del Valle.
Obviamente, nadie conoce mejor a su plantilla que el míster, pero a la postre,
el relevo no le dio la razón al técnico. El San José se estrelló en el arquero
Díaz, y en algunas decisiones polémicas del colegiado, al que se reclamaron dos
penalties por sendas manos en el área cordobesa que no cobró, y un descuento
más prolongado ante las continuas pérdidas de tiempo de los visitantes. Al
final dejó cuatro minutos en los que casi no rodó la pelota.
Habrá que ganar por los “por si acaso”, pero si el puesto final obliga a un descenso administrativo, en primer lugar, la competición sería una pantomima y la Federación cómplice de ello, pero los cañameros nunca deberían ser los que paguen la incompetencia y, en base a eso, no lo deberían permitir. Aunque vaya usted a saber lo que ocurrirá tras el último partido y lo que decidirá el señor Herrera y compañía a posteriori sobre cuántos equipos pierden la categoría. En cualquier caso, que no lo engañen. El trabajo está hecho y el San José debe ser el año que viene de División de Honor.