Desde mediados del mes de mayo se está llevando a cabo la segunda campaña de excavaciones dentro del Proyecto General de Investigación ‘Cerro Macareno: Arqueología y Patrimonio en la Vega del Guadalquivir’, dirigido por el profesor Francisco José García Fernández, desde el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla, en estrecha colaboración con el Ayuntamiento rinconero y el Museo de La Rinconada.

Siguiendo el plan de trabajo previsto, esta segunda campaña se centra en la elevación occidental de las dos que componen el yacimiento, en su zona industrial, más pegada al Almonazar, por donde probablemente discurría en la antigüedad un brazo del Guadalquivir navegable. Este sector está más alterado por las antiguas actividades extractivas de la gravera, de modo que los niveles de la última fase se han perdido, dejando a la vista los restos de los siglos V-IV a.C. de plena época turdetana.

Como explicó el director de la excavación a los delegados de Cultura y Urbanismo, Raquel Vega y Francisco Manuel Díez, en una visita reciente al yacimiento, “ello es de sumo interés por dos razones: porque se trata de una época poco conocida arqueológicamente en el Bajo Guadalquivir (el siglo V es un gran desconocido en toda la comarca), a pesar del interés que tiene la transición de Tarteso al mundo turdetano; y porque salvo algunas instalaciones de Carmona, tampoco hay contextos productivos de esa fecha excavados y estudiados sistemáticamente en la región”.

De hecho, la posibilidad de excavar junto a los sectores intervenidos en los años 70 por el Museo Arqueológico de Sevilla (Fernando Fernández Gómez y Diego Ruiz Mata) supone una oportunidad para completar estos estudios, ampliar los datos obtenidos y seguir avanzando en el conocimiento de la vocación productiva de este asentamiento, que se orientó principalmente a la fabricación de envases de transporte (ánforas) para la comercialización de los productos agropecuarios obtenidos en su entorno. “No olvidemos que el equipo del Museo Arqueológico de Sevilla puso al descubierto en 1974 un conjunto de hornos de cerámica asociado a basureros otras estructuras relacionadas con la producción alfarería”.

Entre los objetivos de esta campaña está precisamente corroborar estos dos aspectos, estableciendo una primera área de excavación de grandes dimensiones donde más estructuras industriales parecen concentrarse según los datos aportados por la prospección geofísica realizada en 2017, y planteando un segundo sector que permita documentar transversalmente un posible muro o muralla. De momento los resultados de la primera semana de excavación apuntan a que se podrán corroborar algunas de estas sospechas y pronto tendremos nuevos datos del área industrial de la ciudad turdetana que constituía Cerro Macareno.

Nuestro “primer Cáñamo”

“La investigación confirma la actividad logística y de envasado agroindustrial (cerámica y vidrio) que existió en este asentamiento durante siglos y en especial durante el periodo turdetano. Allí se localizó nuestro, por así decirlo, “primer Cáñamo", entendido en su actividad de producción. Ello refuerza la imagen que tenemos de esta ciudad como un gran centro logístico e industrial del bajo Guadalquivir, parte de una red urbana más compleja que nació al calor de las posibilidades de navegación que ofrecía el Guadalquivir”, señala Vega.

Difusión de los hallazgos

Por último, durante esta campaña se ha iniciado uno de las líneas prioritarias del proyecto de investigación que es la difusión de los resultados entre la ciudadanía. Esta línea se está llevando a cabo en estrecha colaboración con el área de Cultura y el Museo Arqueológico y Paleontológico de La Rinconada, que se están encargando de coordinar todas las acciones orientadas a dar a conocer y activar patrimonialmente el yacimiento. Así pues, se han programado una serie de visitas tanto de escolares como de público adulto durante toda la campaña que permita poner de relieve la importancia de este sitio y mostrar los resultados de las investigaciones desarrolladas, con el valor añadido que supone hacerlo durante el propio proceso de excavación.