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El San José falla numerosas ocasiones frente al Tomares y ve como los aljarafeños le remontan el partido y le condenan a la parte baja de la clasificación
El San José dejó escapar tres
puntos que, a tenor del desarrollo del partido, debieron ser suyos. Pero, por
enésima vez, como si de un déjàvu se tratase, hizo gala del ya tan manido “el
que perdona lo acaba pagando”.
Ya en el primer minuto, Chuli se
sacaba un zapatazo que se estrellaba en el larguero de la meta de Álex Carmona.
No hubo mucho más que contar en la primera parte. Un par de acercamientos con
cierto peligro, ambos también de color cañamero. Eso sí, en el epílogo, una
contra tomareña acabó con falta de Juli, que ya tenía amarilla y que pudo irse
a la caseta, aunque el colegiado Caro Márquez se la perdonó, entre las
protestas del banquillo visitante.
En la segunda parte se decidió el
partido. La tónica fue similar a la del primer acto, con los de ‘Che’
proponiendo más, asumiendo riesgos y tratando de desequilibrar el marcador.
Pero en este caso, los del Felipe del Valle, que, por cierto, era una alfombra
después de la resiembra, encontraron el premio. Eso sí, fue una jugada con
cierta fortuna. Un centro de Guti, tras el rechace de un córner que él mismo
había botado, tocó en un defensor, se envenenó y acabó por sorprender a Álex
Carmona, elevando el primer gol al marcador.
Con el 1-0 el San José encontró
espacios a la contra, gracias a la velocidad de Dani por la izquierda. Emilio
tuvo dos mano a mano para matar el partido, pero no tuvo el premio del gol. Más
flagrante fue el error de Ennoury que, tras encarar solo y con Chuli en el
segundo palo para empujarla, se trastabilló y desperdició una ocasión clarísima
para poner con más ventaja a los suyos.
Y como dice la primera ley no
escrita del fútbol: el que perdona lo termina pagando. En un tímido
acercamiento de los tomareños, el árbitro indicó penalti en un barullo, aunque
no quedó claro si fue por un forcejeo, una mano o vaya usted a saber, pero el
caso es que señalizó los once metros y, aunque Sebas adivinó la dirección del
disparo de Álex, no pudo alcanzarlo, subiendo el empate al marcador.
El tanto en contra afectó los
ánimos de un cuadro cañamero que lo había expuesto todo para ganar. Sin
embargo, sobreseído el primer susto, de nuevo las huestes locales se lanzaron a
la meta rival. Y llegaron más ocasiones. Un disparo de Chuli fuera por poco y,
la más clara, una internada por la izquierda de Dani, que sacó un pase de la
muerte como mandan los cánones y Emilio, que tenía que empujar el balón, la
pegó mordida y un defensa la sacó bajo palos.
El duelo agonizaba y al San José
un punto le parecía un botín escaso para los méritos contraídos durante el
partido. Pero la maldición de quien perdona sería aún peor. Decía Fran Martínez
durante la retransmisión para Radio Rinconada, que “éste es el típico partido
del San José que se le escapa en el último minuto”. Y aunque la predicción
futuróloga carece de mérito por las veces que se ha producido temporada tras
temporada, de nuevo se cumplió. Dani se lesionaba de manera fortuita y tenía
que ser sustituido por Javi Collado, que se estrenaba esta campaña, y que se
ubicó como apagafuegos en el flanco zurdo. La primera internada auriazul fue
por la contraria, pero un centro al segundo palo lo acabó por rematar Ñito,
echando un jarro de agua helada sobre las aspiraciones locales.
Sin tiempo, con más corazón que cabeza, y sin delanteros en el campo -Saborido está lesionado y en la convocatoria no estaban ni Fernando ni Edu Brenes- el San José se echó arriba, encomendándose a un Ennoury con la mira bastante desviada. Lo que llegó fue el tercero, excesivo castigo para los propuesto en el campo por los azulinos, excelso botín para los visitantes. Pero la Ley del fútbol volvía a imperar. Marín hacía el tercero y hacía volar los tres puntos del Felipe del Valle, dejando al San José penúltimo antes de visitar la pedanía jerezana de Guadalcacín el próximo fin de semana, en un duelo en el que ya habrá urgencias por sumar.