Fermín Cabanillas y Reyes Calvillo presentan en ‘La Estación de las letras’ este diario novelado que narra una historia real centrada en la salida de la capital afgana de una familia amenazada de muerte por los Talibán gracias a las fuerzas militares españolas y a un grupo de periodistas “de los que ninguno está bueno de la cabeza”
Decía la periodista María José Jiménez Flor, ‘Pepa Violeta’, que fue la encargada de conducir la presentación del libro ‘Kabul. Huir para vivir’, escrito por Fermín Cabanillas y Reyes Calvillo, que “muchas veces, no somos conscientes de los privilegios que tenemos por la suerte de nacer en el país en que nacemos”. Y es que, otras personas, como los protagonistas de este diario novelado, nacen y viven en un lugar, Afganistán, que fue asolado por la invasión rusa transcurrida entre 1978 y 1992 y que, posteriormente, vivió la entrada de las tropas americanas tras los atentados del 11S, en otro conflicto que finalizó con la retirada en 2021, dejando un país con un futuro nada halagüeño en manos del régimen talibán y del Estado Islámico Afgano.
El libro cuenta una historia de Karwan, un traductor afgano que trabaja como camarero en Sevilla y que comparte con un cliente, un anciano de 88 años con demencia senil, su preocupación porque él está en España, pero su familia permanece atrapada en Kabul amenazada de muerte por el régimen Talibán. El anciano, comparte esta historia con su nieta, Reyes Calvillo, periodista de profesión y que ya había estado en La Rinconada en 2019, en un encuentro de Jóvenes Escritores organizado por Fernando Iwasaki. Ella lanzó, a través de sus Redes Sociales, el grito de ayuda de Karwan y el peligro que corría su familia. Y, para su sorpresa, encontró respuesta en un grupo de periodistas, encabezados por Fermín Cabanillas, pero en el que también estaban Javier Gutiérrez y José Enrique Monrosi, que participan en el prólogo del libro. Todo ellos con un denominador común, “ninguno está bueno de la cabeza”, como reconocía en tono jocoso Cabanillas, así como otro grupo de personas de diferentes ámbitos. Ellos y ellas movieron cielo y tierra, implicaron al ministerio de Defensa, con su titular, Margarita Robles -que también participa en el prólogo-, a la cabeza. Ahí comienza una montaña rusa de emociones, de compromiso, de periodismo social, ése que “es capaz de cambiar la vida de las personas y engrandece a una profesión tan denostada”, de intranquilidad e incertidumbre y que, como reconoce Calvillo, “tuvimos la suerte de que tuviera un final feliz”, a lo que Cabanillas añade: “Mucha suerte, de hecho, hay una dedicatoria de dos páginas a todas las personas que nos han ayudado, y otra para todas aquellas personas que no tuvieron esa suerte, que no lo consiguieron”.
A pesar de la tensión y de las delicadas circunstancias en las que se desarrolla esta historia, el autor reconoce que “no es un libro de guerra triste, es un libro de vida”.
Toda esta historia fue documentada por Calvillo a través de un diario, en el que había páginas en blanco, en el que había muchas lagunas, que Cabanillas completó con una parte de ficción, que ayudó a completar el hilo argumental y a vertebrar definitivamente esta novela. “La novela te permite hacer lo que quieras con los personajes”, dice Fermín Cabanillas, que añade una frase que le dijo el año pasado, cuando visitó ‘La Estación de las Letras’ para presentar su ‘Diario de un hiperinmune confinado’: “Cuando alguien te pregunte qué parte del libro es real y qué parte es ficción, diles que el libro es suyo, que lo han comprado”.
La novela pone en valor el trabajo de los militares españoles, de los soldados infiltrados en zonas de conflicto, que ponen en riesgo su vida, o que son capaces “ponerse literalmente de mierda hasta las orejas por ayudar a la gente, permaneciendo dos horas liberando a personas que se encuentran en riesgo vital, aun con una fractura de tibia y peroné”. Incluso, reconoce Cabanillas, “cuando presentamos el libro en Madrid, Margarita Robles dijo que mientras hablaban, se procedía al rescate de ocho cooperantes en un país en guerra” -en la actualidad hay 54 países del mundo en guerra-.
A día de hoy, la familia, entre la que se encontraban varios niños y niñas -un dato que cabanillas afirmaba desconocer y que fue lo que le hizo no poder contener las lágrimas al verlos-, incluidas unas gemelas de seis meses de edad, “a la que los Talibán no hubiesen tenido ningún reparo en matar”, hacen su vida en España, se adaptan a la sociedad y tratan de olvidar la barbarie y el miedo vividos en su país. La delegada de Cultura, Raquel Vega, estuvo presente en el acto y tuvo la oportunidad de intervenir para destacar del libro que “es una historia de esperanza que habla de que hay veces en las que pasar a la acción es la única opción”. Vega, periodista de profesión, se refirió a la “importancia del compromiso del periodismo, que bien entendido, es una forma de mejorar la vida de la gente”. Además, destacó que este libro se enmarca en un ‘Proyecto Semilla’ para que se trabaje desde los Institutos de Secundaria de la localidad para “compartir esta experiencia, que es una clase de literatura con profesorado y alumnado”. Respecto a ‘La Estación de las Letras’, avanzó la concesión del premio Factoría Creativa de las Letras a Juan Eslava Galán, el próximo 11 de junio, en un acto al que invitó a los presentes en el Centro Cultural de La Villa, así como la creación, de la mano de Fernando Iwasaki, de un premio a las letras iberoamericanas, que se entregará al escritor Héctor Abad, en un acto que se celebrará en el Centro Cultural Antonio Gala.