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El San José cae goleado en La Palma bajo un intenso aguacero en un partido que hunde a los de Che en la tala y que deja importantes bajas para el próximo envite
El San José tiene una plantilla
muy justa. Esto, que no es ningún misterio, quedó ante La Palma claramente de
manifiesto. Las bajas de Lobo y Dani, dos de sus principales baluartes, se notó
en demasía. Aranda, que cubrió el lateral, puso voluntad, pero poco más, y
Kisko, que estuvo muy bien ante el Cartaya, no apareció frente al equipo del
Condado. No fueron los responsables de la derrota. Al menos, no los únicos,
porque para lo bueno y lo malo, el San José es un equipo. Y quien falló en el
primer gol, tras una desaplicación generalizada, fue Jaime Otón, uno de los
pesos pesados de la entidad. Y en el segundo tampoco anduvo fino el experimentado
zaguero.
En la segunda mitad, Otón pasó al
lateral y mejoró notablemente sus prestaciones, pero fue expulsado en una falta
que tuvo que hacer para evitar una ocasión manifiesta de peligro. Es cierto
que, con la cabeza fría, a lo mejor podría haberse ahorrado la roja, pero que
es entendible. No lo es la de Ismael, ya sustituido, con 3-0 en el marcador,
por ponerse a dar golpes al banquillo. Autoexpulsión y baja para el duelo
dentro de quince días ante el Guadalcacín. Se ve que el aguacero que caía sobre
el Campo Municipal le provocó un cortocircuito. Era el minuto 79, el San José
jugaba con 10 y perdía 3-0, con doblete de Carlos y un gol de Galleti.
De ahí al final, con tromba de
agua en el césped, el partido fue un suplicio pidiendo a Romero Llamas, el
gaditano que dirigía la contienda, que pitara el final. Aunque en el epílogo
hubo tiempo para el cuarto gol de Manu Cruzado y para el del honor cañamero,
obra del debutante Cristian Mariscal desde los once metros, tras la pena máxima
decretada por una obstrucción a Noah.
Más hundido en la tabla, con sólo doce puntos, más lejos de Chiclana y Aroche, que ganaron sus partidos, igualado al Ciudad Jardín que sacó un punto del San Sebastián de El Viso y con urgencias de cara al partido del Guadalcacín. Hay vida y hay esperanza. Pero tiene que espabilar ya.