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Mar Gallego y Silvia Hidalgo “incendian” para construir un nuevo yo iluminado

Cultura y patrimonio |

Ambas autoras han presentado en Estación de las Letras, dentro de Espacio Violeta, sus últimas obras: el poemario de Gallego ‘Volvemos a casa’ y la novela de Hidalgo ‘Yo, mentira’

La Feria del Libro de La Rinconada, Estación de las Letras, ha acogido un nuevo encuentro literario dentro de Espacio Violeta, que reúne a autoras que trabajan o escriben desde una perspectiva de género clara y con un claro compromiso para la igualdad para aprender desde el feminismo. El acto ha sido conducido por la periodista Pepa Violeta y ha contado con la presencia de la delegada de Igualdad, Noelia Ramírez.

En este caso, la Hacienda Santa Cruz ha recibido a Mar Gallego que ha presentado su poemario ‘Volvemos a casa’ de la editorial La Carmensita y del que es coautora la fotógrafa Miriam Sánchez. Periodista, se autodefine como “contaora”, especializada en Género, identidad y ciudadanía, Premio Nacional de Ensayo de Carmen de Burgos (2012) por su obra ‘Dueñas de su silencio’. Es autora del ensayo sobre feminismo andaluz ‘Como vaya yo y lo encuentre’. Silvia Hidalgo, que ha compartido espacio en este encuentro con Gallego, ha presentado su novela ‘Yo, mentira’ de la editorial Tránsito. Licenciada en ingeniería informática por la Universidad de Sevilla, comenzó con los relatos, algunos de los cuales se han publicado en publicaciones y fanzines. Su primera novela ‘Dejarse flequillo’ la publica en 2016.

Hogares en llamas

Pepa Violeta ha comenzado preguntando a las escritoras por el concepto de “hogar en llamas” de “incendios” que significan ambas obras. Mar Gallego ha explicado, que este poemario nace con la fotografía de Miriam Sánchez (coautora) de una casa en llamas y empieza a tener una conversación con esa foto. “Estaba en un momento de mi vida que lo quería quemar todo, para mí era algo simbólico, implicaba todo lo que tiene que ver con el sistema, las instituciones profesionales, las hipotecas… todas esas promesas de felicidad que dicen que vamos a alcanzar sosteniendo las desgracias del día a día”.  Hay un poema que dice ‘Seré la que llama no la que arda’, “la que llama a tu puerta y la que crea, la que tiene ese juego creativo, identidades que todavía quieren jugar y quieren estar vivas. Cuando pedimos políticas para la vida y hablamos de feminismo, de poner la vida en el centro, no estamos hablando de una vida de mínimos, sino de una vida de máximos. En mi caso fue que estaba en una relación que puse en mi centro para salvarla, al final esa relación se cayó y ‘Volvemos a casa’ es volver a mi yo, donde voy a pasar el resto de mi vida y quiero que esa casa esté iluminada y sea maravillosa”. Es, según la escritora “un poemario de descentralización”.

Para Silvia Hidalgo, la protagonista de ‘Yo, mentira’ “tiene esa vida ideal que le han vendido y llega un momento que se pregunta a costa de qué. Es una auto ficción muy mía y muy de mi entorno. Necesitamos, para encontrar ese hogar, que somos al final nosotras, quemar esa autoimagen que tenemos, que nos formamos con mucha ayuda, que tiene mucho constructo social de lo que somos, de lo que es nuestra felicidad y de lo bien que estamos”. Y en esa construcción social “a veces no escuchamos nuestro corazón latir y para que lata necesitamos un desfibrilador, que va a doler y va a destruir cosas, que se van a quemar y de eso se trata, de esa inquietud para ver quién eres, seguir investigando y no conformarte con un ‘pum pum’ suave, sino con uno potente”.

Catarsis de escribir

En todo ese proceso creativo al que se enfrentan ambas autoras existe una catarsis en mayor o menor medida. Un proceso creativo que para Silvia Hidalgo nace de una “emoción fuerte” y que trabaja en los caminos hacia sus tareas cotidianas donde las mujeres “tenemos que hacer los espacios para el ocio”.

Catarsis total en el caso de Mar Gallego porque su poemario viene de una ruptura y que divide el poemario en tres partes, desde el tránsito por el dolor a la transformación. “Hay mucho de resignificación, de feminismo”. Para la autora “los procesos creativos son muy personales, no hay un proceso creativo único, no busco la perfección, busco comunicar”. 

Identificación del público lector

Otro de los temas tratados ha sido la respuesta del público ante sus obras, al sentirse identificado con lo escrito. Para la autora de ‘Dejarse flequillo’ eso se debe a que “cuantas más llegas a lo íntimo y a lo estrictamente personal, más universal es, cuanto más honesta seas, llegando a lo humano, quitando capas de lo que van a pensar, ahí vas a tener más facilidad para que cualquiera sienta esa empatía”. Así, la protagonista de ‘Yo, mentira’, también narradora de la novela, no es una superheroína, “no hay que poner como referentes de la literario a mujeres perfectas que lo consiguen todo, que son independientes, está bien, pero no todas no somos Capitán América”.

Para Gallego la identificación significa separase de lo que la gente espera y ser honesta, porque “honestidad es escribir lo que sientes que tienes que escribir. Te metes en el fango que a otras personas le da vergüenza o miedo”.

Libros feministas

“No considero este poemario un libro feminista, pero yo he mamado del feminismo y parte de los pensamientos que he tenido y me ha hecho poner el mundo boca abajo es todas esas autoras que yo he leído. La poeta Adrienne Rich decía que históricamente se ha entendido por objetividad a la subjetividad masculina. Sería genial que todo el mundo se interesada por las obras feministas, no hace falta ser una mujer para leerla”, ha explicado Gallego en relación a su obra y ha subrayado que “no por ser feminista tengo que escribir un libro determinado”.

Para Hidalgo, la protagonista de su libro se posiciona en una vida alejada del feminismo, es como un “despertar”, porque a la autora lo que interesa es el conflicto de una mujer en cierta posición social que se da cuenta del engaño en el que vive y “es feminista sin saberlo, de hecho, ella se avergüenza muchísimo de la espalda que le ha dado y eso es muy personal mío. Yo me alejaba de lo femenino, mis valores y actitudes me las reconocían como masculinas, cuando ya crecí, yo ya era misógina, con machismo social, me habían hecho creer que mis virtudes eran masculinas y mis defectos eran femeninos y cuando te das cuenta te avergüenzas por esa traición a las tuyas”.

Feminismo andaluz

Por último, han hablado del concepto feminismo andaluz, sobre el que Mar Gallego escribió el ensayo ‘Como vaya yo y lo encuentre’. “Se nos vende un poco ese rollo de mujer empoderada que al final es un doble de lo masculino, que no cuestiona el modelo de sociedad y de éxito, y le decimos a las generaciones que vienen que tienen que abandonar su acento, su familia… Andalucía sigue siendo una tierra de hemeroteca de fracaso desde el punto de vista del éxito. Lo que a esta tierra tiene de subversivo, la hemeroteca de resistencia, es como sobreviven las mujeres en el día a día, la vecina que sostiene una colectividad todos los días, que tiene una sororidad con las mujeres del barrio, Andalucía es una maestra de vida, hablar de feminismo andaluz es decir basta a esa marca que nos ponen encima de vagos, acentos, precariedad contextualizada... y luego mirar el referente que tenemos cerca, mirar a tu vecina con otros ojos, desmitificar lo heroico y empezar a hablar de lo ordinario, porque lo que sostiene la colectividad son las personas ordinarias”.

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