Decía Fran Martínez tras la conclusión del partido que el de Los Caños es el típico partido que un San José, al uso, acaba perdiendo, pero que este año compite y es capaz de sacar adelante por muy adversas que se pongan las cosas.

Y las cosas se pusieron adversas, porque el Torreblanca apretó de lo lindo y el público, a muerte con su equipo, jugó su papel en la presión para dificultar el partido a los cañameros, pero los de Josito se hicieron gigantes y fueron capaces de apretar los dientes, sufrir, mantener la ventaja y cerrar el partido con un golazo de Dani Sánchez.

Este año los Play Offs están más caros que nunca. Incluso si uno mira a equipos como el Morón o el propio Torreblanca, que estaban muy lejos de los cuatro primeros puestos, aun no se rendían. Con menor motivo lo hacían equipos como la Estrella San Agustín o Peña Rociera, o el Mairena que, tras ganar en San José y al Utrera B, se ha metido cuarto por delante del Alcalá.

El duelo comenzó con los cañameros tratando de llevar el mando del partido. Los azulinos -que vestían de rojo- se acercaban a la meta de Adri. Mateos tuvo la más clara, pero se embolicó a la hora de rematar. Una internada de Mimi, al que le faltó entendimiento con Pepe Calderón, o un remate de Said. Los locales sólo una falta sin consecuencias en la frontal cobrada por Narváez Lozano, demasiado intervencionista en el juego.

En el minuto 28, un pase magistral de Pepe Calderón a la espalda de la defensa lo peleó Selu, que le ganó la partida y la posición a Miguela para quedarse con la pelota y encarar solo al guardameta. El central, al verse superado, cometió una falta clara que el colegiado señalizó como penalti. En un principio parecía que iba a disparar Mimi, pero finalmente fue Said el encargado de lanzar la pena máxima con un zapatazo imparable para el portero, que adelantaba al San José en Los Caños.

Con el 0-1, las protestas del banquillo del Torreblanca y de las gradas comenzaron a aflorar. Los locales lo reclamaban absolutamente todo, lo que se hizo más evidente a partir del minuto 29, cuando Ángel vio la roja directa por una entrada terrorífica sobre Alberto. Desde el Torreblanca se reclamó esa acción -roja clarísima-, pero todo lo que ocurrió después en el partido fue una presión continua y una protesta constante. Said, que tenía amarilla, pudo irse antes de tiempo al banquillo, porque Miguela y, sobre todo, Contreras, se dedicaron a buscar al delantero cañamero, que andaba muy caliente. Al final, el colombiano aguantó hasta el descanso y, tras el paso por la caseta, los ánimos parecieron calmarse un poco.

En la segunda parte, con superioridad numérica y con ventaja en el marcador, Josito Hernández retiró a Said para no correr riesgos y metió a Luis Cubero, mientras que Kisko entró poco después. Sin embargo, los Zipi y Zape del San José no vivieron su mejor partido y el Torreblanca, sin Said para fijar a los centrales, dio un paso al frente para, no sólo que no se notara su inferioridad, sino para adelantar líneas y empezar a rondar los dominios de Jairo, que era el encargado de guardar la puerta cañamera.

En el 67, una falta de Dani le costó la amarilla. Pero los torrealbenses pedían la amonestación para una falta previa de Alemán, que estaba amonestado. Narváez Lozano se equivocó y se fue en busca del mediocentro para, posteriormente, tras hablar con su auxiliar, sacar la amarilla al lateral zurdo. En todo este proceso, Contreras lo protestó absolutamente todo y el banquillo y la grada local enloquecieron en sus protestas al trencilla. El colegiado aguantó, pero, cuatro minutos después, en una jugada sin nada que reseñar que también se protestó desde el banquillo local, el árbitro sacó la roja directa a Alberto, lo que equilibraba las fuerzas y obligaba al central a abandonar el campo con un cabreo monumental, que se hacía extensivo a todo el banquillo visitante, lo que caldeaba más el ambiente.

Los azulinos trataban de que no se jugará, mientras que los de Manu Gordo se afanaban en acercarse a los dominios de Jairo. Con Alemán amonestado de central y sin Alberto, emergió la figura de Manu Gallardo, que se hizo gigante para abortar todo el peligro. Chico llevaba la batuta y cuando el balón llegaba a Francis, más por su pasado que por su presente, había miedo en los aficionados azulinos. Sin embargo, la igualdad de efectivos hizo florecer la mejor versión de los azulinos, incluso con rápidas contras que pudieron ampliar la renta. Kisko tuvo un remate franco que se le marchó alto.

El tiempo fue pasando sin mucho que comentar, más que la emoción reinante por lo exiguo del marcador, que convertía cada balón colgado en un drama, más para las gradas que para los integrantes de la plantilla, que capearon muy bien el temporal.

En el 87 entró al campo Dani Sánchez por Mateos y, en el 89, en una contra que no acertó a definir Luis Cubero, que había roto por velocidad, pero no acertó a definir. La pelota llegó al canterano que sacó un remate de cuchara espectacular haciendo gala de la magia de su pierna izquierda para superar a Adri y poner el 0-2 que resolvía el partido y hacía ganar años de vida a los aficionados en los ocho minutos de alargue que decretó el colegiado. Es cierto que aparece poco, que es irregular, pero cuando tiene el día destila un fútbol muy por encima de la Primera Andaluza.