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Manuel Vilas: “El amor es la gran experiencia que nos dota de sentido y constituye nuestra identidad”

Cultura y patrimonio |

El escritor oscense ha presentado en Estación de las Letras su última novela ‘Los besos’, una novela de amor romántico e idealizado, pero también carnal, donde dos personajes buscan la iluminación que implica el enamoramiento

Nuevo encuentro de Estación de las Letras, la Feria del Libro de La Rinconada, que ha recibido, en la Hacienda Santa Cruz, al escritor Manuel Vilas en un acto conducido por el también escritor y mentor de la Feria, Fernando Iwasaki. Presentaba Vilas al público su novela ‘Los besos’ en la que, a través de los personajes de Salvador y Montserrat, el autor intenta desentrañar o, en cierto modo explicar, el misterio de la vida que es el amor.

Iwasaki comenzó describiendo a Vilas como un hombre intuitivo, sentimental, cariñoso y apasionado, a lo que el autor de ‘Ordesa’ respondió que es “un gran vitalista, una persona que tiene unas ganas grandes de vivir y de sentir la belleza de la vida”. E hizo referencia a los signos del zodíaco: “Hay algo en el zodíaco que me interesa mucho que es la capacidad de palpar el misterio del mundo, estoy convencido de que la vida es un misterio y hay muchas cosas que no entendemos o sabemos y cuanto más viejos somos más misterios vemos y me parece una forma hermosa, a través de los astros, intentar desvelar por qué estamos aquí, qué es nuestra vida, por qué nos morimos, por qué se fueron los que tanto quisimos. Todos esos temas que nos constituyen como seres humanos y que es en lo que se basa mi literatura”.

Con respecto a su novela ‘Los besos’, Manuel Vilas explicó su interés por el tema del amor, que ya había tratado en sus anteriores trabajos: “Me faltaba el amor de pareja, el sentimental, y me di cuenta de la dificultad que hay para nombrar ese tipo de amor. Cuando un escritor advierte que hay una dificultad de lenguaje para nombrar algo, ahí se da cuenta de que existe algo relevante en la experiencia humana y de ahí surge esta novela”. 

¿Por qué está obsesión por el amor? “Porque si hay un lugar donde los seres humanos consiguen construir una relación en donde no hay intereses de ningún tipo es en el amor. Eso lo vi cuando escribí ‘Ordesa’, amor incondicional entre padres e hijos. Me obsesiona quienes son capaces de dar su vida por alguien sin dudar. Porque la duda no me interesa, eso es ya un ejercicio de la inteligencia y la racionalidad”. Así que pensó en la historia de Salvador y Montserrat, los dos protagonistas, él un profesor jubilado de 60 años, ella una mujer de 45, separada y con un hijo, que se encuentran en plena pandemia, en la Sierra de Madrid. “Quería hablar del sexo y de la difícil integración del sexo en las relaciones de pareja de larga duración, que es un tema importante y sin solucionar desde hace 3000 años. Hemos encontrado avances en ciencia y tecnología, pero no esa dificultad de los seres humanos para integrar la pasión sexual en relaciones largas”. Porque para Vilas “ese fulgor o subidón del enamoramiento, esa casi droga hace que el mundo se ilumine”.

Ese amor en la madurez de Salvador y Montserrat implica, para el escritor, tener que contar sus vidas, quienes eran antes de conocerse, qué hacían, qué parejas tuvieron y eso significa que “el enamorado se ve obligado a construir un sentido de su vida” y eso es lo que hace Montse. “Ella es la que tiene más que contar, la que tiene heridas, una vida es narrativamente valida si tiene heridas, de hecho, él tiene una dificultad enorme poque su vida es muy plana”.

También en la novela aparece el concepto de la belleza. Salvador, el protagonista está tan obsesionado con la belleza de Montserrat que decide idealizarla y llamarla Altisidora, personaje de la novela de Don Quijote. “A partir de ese momento ve a su enamorada en tres planos: cuando ella está haciendo cosas que pertenecen al mundo de lo cotidiano es Montserrat, cuando se convierte en su amante se llama Altisidora y hay veces en los que no sabe en qué plano está, si en el real o amoroso y la llama Montserrat Altisidora. Por eso, él también parece don Quijote, porque trastoca la realidad y, a pesar de conocer los claroscuros, lleva la ensoñación hasta las últimas consecuencias”. “Salvador en un romántico porque no hay en el mundo nada que le genera tanta iluminación o espiritualidad como el amor a otro ser humano bajo el canon del romanticismo. Ésta es la gran experiencia que nos dota de sentido y constituye nuestra identidad y quería bucear en esta novela en eso y también en el plano sexual por su fuerza atávica”.

Así, en referencia a la influencia de El Quijote en esta novela, señaló Manuel Vilas que el protagonista ve en “don Quijote un modelo de vida que a él le interesa, lee la obra como una novela de amor” y destacó que “hay una cosa del pensamiento de Cervantes que me interesa que es la indulgencia y la generosidad sobre la vida humana, a pesar de tener muchas razones para haber escrito contra la vida y, sin embargo, su novela es un canto luminoso. También me fascina que don Quijote es como una especie de gran anticapitalista, no hace nada productivo, pero tiene una agenda poderosísima, cree que está en la experiencia más intensa y elevada de su humanidad, restituir el bien, ganar batallas, vencer a otros caballeros para que se postren ante su amor. Una utopía personal frente a la creación de utopías colectivas, que son las que nos han jodido la vida”.

Fernando Iwasaki recordó al escritor sus incursiones en la poesía y cómo ésta es un eje transversal de ‘Los besos’. “Salvador no quiere que se banalice la pasión sexual y está obsesionado con que la experiencia carnal esté llena de espiritualidad y ahí recurre a la poesía como auxilio, para elevar y embellecer el acto erótico”.

Otro de los temas abordados tiene que ver con otro de los personajes que aparecen, Rafael Puig, cuya memoria evoca Salvador y que tenía la capacidad de hablar con los muertos. “Yo quería que en la novela hubiera una parte esotérica por mi necesidad de comunicarme con los muertos que yo he querido… para recordar al lector que hay algo en la experiencia humana que no sabemos cómo llamar que involucra a la muerte y Puig quiere recordarle al lector esos enormes territorios que no conocemos bien y que siguen estando ahí”.  Porque como mencionó el autor “en la pandemia el edificio racional que habíamos construido se vio zarandeado por algo tan bíblico y medieval como es un virus, eso me parecía como una lección contra nuestra vanidad, creíamos haber dominado a la naturaleza y eso me interesaba, en la novela hay una parte filosófica que es que el misterio de la vida que la ciencia no ha conseguido desentrañar”.

Para finalizar, la delegada de Cultura, Raquel Vega, que estuvo presente en este encuentro literario pidió al autor un consejo para los jóvenes en torno a la literatura. A lo que el escritor respondió: “Yo leo literatura y me apasiona porque soy un apasionado de la vida… la literatura es el sitio que con mayor intensidad se celebra la vida y por eso leo, porque me gusta celebrarla y concebirla con imaginación, belleza, sofisticación y elegancia”.

Estación de las Letras
La Feria del Libro de La Rinconada reunirá a medio centenera de autores y escritoras en los próximos meses y traerá a Eva Díaz Pérez, José Luis Ferris, Fernando Iwasaki, Pepa Merlo, Isaac Rosa (premio Biblioteca Breve 2022), Inés Martín Rodrigo (Premio Nadal 2022), María Zaragoza (Premio Azorín 2022), Juan Eslava Galán, Héctor Abad o Paloma Sánchez Garnica.

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