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David Uclés: “Se puede narrar cualquier cosa siempre que haya honestidad”

Cultura y patrimonio |

El escritor jiennense presentó en Estación de las Letras ‘La península de las casas vacías’, la novela que aborda la Guerra Civil desde el realismo mágico y que ya acumula 25 ediciones

La Guerra Civil española tiene en ‘La península de las casas vacías’ un retrato novelado que la relata desde sus antecedentes hasta sus consecuencias. Casi un proyecto de vida del jiennense David Uclés que suma miles de copias vendidas y muchos más lectores. Con todo el humor y la naturalidad de su autor, la novela fue presentada en la penúltima parada de Estación de las Letras este pasado jueves, un día cuanto menos de aniversario, en la Hacienda Santa Cruz.

Aunque la fecha de la presentación no pudo estar más llena de significado – 20 de noviembre, un día que habla por sí solo para la historia de España –, no fue Uclés quien la escogió. Sí eligió posponer la operación de corazón que le programaron para este día y que, para evitar comparaciones mordaces en el caso de hipotéticas – y por supuesto no deseadas – complicaciones fatales, pidió que la retrasasen, sometiéndose a la intervención el próximo miércoles.

Esto le permitió estar en La Rinconada en la que avanzó que iba a ser la última presentación de ‘La península de las casa vacías’. Acompañado por la escritora Eva Díaz, no faltaron en el acto los muchos ingredientes que todavía hacen más especial su literatura. Tocado con su ya característica gorra, no escatimó en humor. Agudo, a veces socarrón y a veces sarcástico, mostró una personalidad cercana y dándose por entero a hablar de su literatura. Tan poco se guardó que acabó cantando la canción que el viento llevó desde los Balcanes a Guernica tras el bombardeo en las páginas de su libro.

Jándula y la saga de los Ardolento dan vida a esta novela coral

Entre medio, habló mucho de la novela, en una entrevista trufada de anécdotas y retazos de la épica que tiene tanto la obra como su gestación y su publicación. Los múltiples concursos fallidos, a los que, a fuerza de mandar copias y más copias, “el que más ganó fue el copistero de mi pueblo”. Las indicaciones de las editoriales a orientarse hacia algo más comercial. Las presiones familiares a hacer algo que no fuese escribir y con lo que no se plantase “con 35 años y sin cotizar”.

Relató cómo empezó a escribirla con 19 años. Tras 15 años dedicados, en los que “más que constancia he tenido ilusión”, un periplo de 25.000 kilómetros recorridos en España y las 80 ciudades por las que pasan sus personajes visitadas – un bagaje adquirido que le confiere la capa verosímil y antropológica a la obra –, en marzo de 2024 vio la luz la novela. Un relato histórico muy literario con pinceladas de realismo mágico. Que por él hubiera sido “realismo íbero”, “realismo trágico” o incluso “neorrealismo mágico”.

Con ello, no es Macondo sino la ficticia Jándula donde se desarrolla la historia de los Ardolento, la saga familiar que no son los Buendía pero que hacen epopeya en prosa “desde los estertores de la II República hasta el principio del exilio”. En medio una narración que mantiene una línea que evita decantarse para ser esa novela que relatase la guerra completa y que nunca existió. Aseguró que la escribió “con absoluta libertad porque no me controlaba nadie”, al no ser interesante para las editoriales. Por su juventud e inexperiencia, pero también porque decían los editores que “sobre la Guerra ya se ha contado mucho, no hace falta contarla entera”, y el añadido de que “nadie en el mundo editorial quería usar la etiqueta de realismo mágico”.

Una novela “oportuna” en los tiempos actuales

De su empeño salió una novela – con un éxito incuestionable – cargada de valentía, de trabajo y de voluntad. Coral hasta el extremo, plagada de protagonistas y donde se sabe que todos mueren – “lo digo en el prólogo”, se excusó –. Una novela “oportuna”, más en los tiempos actuales, que introduce giros mágicos, recursos literarios para romper la cuarta pared y permitir un narrador interactuante con el lector y los personajes – que incluso atestigua con una placa en Martos una experiencia vital –, una narración lineal, pero con saltos y compresiones temporales, y una visión completa, pues no era otra su intención sobre la Guerra Civil.

En ese sentido, para Uclés, “lo que lo hace más diferente es que ves toda la Guerra. Después de la lectura tienes una visión panorámica”. Aseguró que esto, desde la literatura, “ayuda a hacerse una idea de lo que pasó”. Sin miedo además a contar nada. “Por mucho que sea una herida reciente, se puede narrar cualquier cosa siempre que haya honestidad, sea un acto sincero y no se intente desviar”. Una equidistancia necesaria que en la obra se alcanza con una narración completa, exhaustiva y documentada para que sea la experiencia de la lectura la que forje la conclusión.

Tirando del humor que lució durante toda la presentación aseguró que sabía que de mayor iba a ser “o famoso o fracasado”. El éxito del libro y el audiolibro en la voz de Aitana Sánchez Gijón; la serie que a venir o el podcast ‘Las 4 heridas’, todo ramificaciones de la obra, no apuntan al fracaso sino a la fama. La de un escritor que ha sido capaz de llevar su empeño hasta las últimas consecuencias y cuyo fruto ha sido la que ya se erige una obra capital de la literatura española. 

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