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Un gol de Benavides cuando se cumplía el tiempo reglamentario evita una nueva derrota ante el Camas de un Rinconada asolado por las bajas
Cuatro juveniles en la convocatoria de Nando de la Rosa, más Benavides que, en su primer año Senior, ha sido rescatado para la causa. A ellos se sumaba Sabo, fuera de forma y sin ritmo de competición, que jugó el partido completo, y Jesús Corriente, que en similares condiciones que su compañero, también disputó dos tercios de encuentro. No hay más. A una plantilla ya de por sí corta, se ha unido una plaga de bajas que, rara vez, se ha dado en un equipo a estas alturas de temporada.
Segura, Edu de la Hera y Colela, lesionados, lo que, unido a la marcha de Marrufo, deja al equipo con Mario como improvisado lateral y al juvenil Tate como titulares. Además, Junior, Joni, Joel y Guajiro también están en la enfermería, más David López, con problemas laborales, y Rupe, que se ha marchado por temas personales. Lo que salió al campo del Jesús María Rodríguez Amuedo de Salteras, donde el Camas juega como local mientras se cambia el césped artificial del Isidro Reguera, es todo lo que hay. Tirando de refranero, no hay más cera que la que arde. Y por si fuera poco, a ello, se sumaba, mediada la primera parte, la lesión de David Cuevas, que se rompía los ligamentos del hombro y estará más de un mes de baja.
La lesión del jugador franquicia de los blanquiazules ya cogió al equipo por debajo en el marcador. Desde el 7 perdía el Rinconada, cuando el cuadro de Miguel Santaella le ganaba la espalda a Mario para ganar línea de fondo y poner el balón al área, donde Antoñito remataba seco a la cepa del palo derecho de Álex para anotar el primer gol. El arquero que regresaba a la titularidad en detrimento de otro Álex, Hormigo, en la única demarcación en la que Nando puede elegir, no podía alcanzar el remate del '11' local.
Tocaba, una vez más, remar contra corriente. Superar las bajas, la zona de descenso, la dinámica negativa y la falta de suerte. Parecían demasiados obstáculos, pero era la única opción.
En la primera parte, Piru y Diego, por la derecha, desarbolaron a Tate. El chaval, que soñaría con sus rivales, fue claranente superado, poniendo de relieve las miserias rinconeras y no ampliando la renta por las ayudas defensivasde Juanma y Gata, y por las buenas intervenciones del arquero.
Poco antes de lesionarse Cuevas, se lesionaba el lateral, que era relevado por otro juvenil, Estévez, que se ubicaba en la derecha, dejando a Mario en la izquierda. Mejoró la derecha y también la izquierda. El canterano tiene cosas que mejorar, pero su insultante juventud (16 años) no le hace esconderse.
A pesar de las vicisitudes, la mejora de los laterales empezó a dar opciones al Rinconada, que se estiró y empezó a rondar el área de David. La más clara la tuvo Sabo, casi en el epílogo de la primera parte, cuando encaró solo al arquero y pecó de exceso de generosidad dándole la bola a Benavides que, cuando iba a rematar, vio como un camero enviaba a córner. Nando no se lo podía creer.
Nada más comenzar la segunda parte, un pase interior a Sabo lo remató a gol el ariete, pero Narváez Lozano anulaba el tanto a instancias de su auxiliar por fuera de juego. La réplica la tuvo el ex cañamero Sergio, que recibió entre los centrales y le picó la pelota a Álex en la salida, estrellando la pelota en el larguero.
El dominio, tal vez por necesidad, era del Rinconada, que manejaba los espacios en la banda para intentar ganar línea de fondo y para minimizar los ataques aljarafeños. Kaki, que entró por Corriente, le dio profundidad a la diestra y los compañeros empezaron a buscar al ex del Cazalla.
Eso sí, para buscar la meta contraria, había que asumir riesgos y, en una de éstas, el goleador Antoñito tocó un centro al área con la testa que se encontró con una mano milagrosa de Álex.
El tiempo pasaba y el empate no llegaba. Entró Felipe para dar más profundidad, pero Sabo, totalmente fundido, estaba desaparecido. Se acercaba el 90 y parecía que el partido se escapaba cuando Sabo bajó un balón con el pecho, cedió a Felipe que se metió hasta la línea de fondo sacando el pase de la muerte para Benavides quien, en boca de gol, puso el empate en Salteras.
En los cuatro de alargue que dio Narváez Lozano, duelo de ida y vuelta en los que no se movería el marcador. Un punto que no cambia la tabla, pero sí el ánimo rinconero, que rompe su dinámica de cinco derrotas consecutivas para volverna sumar en un duelo y en unas circunstancias, que hacen que se valore esta renta, a la espera de ratificarla estrenando el casillero en casa el martes ante el Algabeño. A ver qué pasa.