Cientos de peregrinos y más de una veintena de carretas se dieron cita en la Romería que cada año organiza la Agrupación de Romeros desde la parroquia de San José hasta El Toril
Reza la sevillana ‘desde El Toril al Barrio, yo vengo andando’, algo que por cada primer fin de semana de octubre se ratifica ante la blanca carreta de San Isidro en la iglesia parroquial de San José.
Es 4 de octubre y la mañana se despierta con los sones de la gaita y el tamboril. En la parroquia aún quedan los ecos de la misa celebrada la noche anterior y la estampa es una carreta exornada con flores coloridas y cintas que recuerdan a la bandera nacional y la propia andaluza. Girasoles, algodón y varas de trigo verde (alusivos a la advocación del que es el Patrón del campo) cuelgan de cada una de las columnas atados por los colores que identifican a la Agrupación de Romeros de San Isidro. El blanco y el amarillo.
El sol despunta y los termómetros avisan de cuál será la tónica de este día de camino, calor, felicidad, y unión en hermandad. Sonrisas en los rostros de los peregrinos cuando pasadas las 09.00 horas, las campanas de la carreta comienzan a sonar anunciando de esta forma que una nueva Romería ha comenzado desde las calles de San José.
Una comitiva sencilla formada por los caballistas, el estandarte de la corporación, la representación de los cofrades de la hermandad del Cristo del Perdón, hermandad vecina, la presencia de Alberto Mediavilla, párroco de San José y la representación de la corporación municipal encabezada por Raquel Vega, I Teniente de Alcalde y Rafael Reyes, delegado de Fiestas Mayores, quienes acompañaron a los miembros de la junta de gobierno de esta Agrupación de Romeros que encabeza Aurora Sánchez.
Tras ellos, la carreta de San Isidro que dejaba tras de sí el río de peregrinos que durante su recorrido por las calles de San José hasta El Cáñamo fue in crescendo.
Una Romería asentada, arraigada y en crecimiento
En este año han sido 21 las carriolas que han seguido este río de devoción y han llenado el camino hacia El Toril de buen ambiente en hermandad. Precisamente en esta edición, se han dado cita cofrades de las hermandades de El Perdón, la A.P. de El Olivo y de Los Dolores en esta comitiva de carriolas cuya banda sonora fueron las sevillanas, las rumbas y las tertulias entre amigos.
Una romería que tiene sendos momentos destacados como es el rezo del ángelus a las 12:00 horas, las parás para un cante donde se hizo presente el Coro de la Agrupación, la llegada al Toril, donde bajo la sombra de los toldos se comparte la comida y se disfruta de la tarde para regresar a San José en el ocaso del día. No hay nostalgia en el regreso, hay sevillanas, rumbas y hay una infinidad de momentos donde los romeros caminan delante de una carreta que entra de nuevo en su parroquia con las aclamaciones que se repiten cada año y que evocan lo vivido y firmando un pacto para volver a vivirlo el año que viene.
El cielo, en noche cerrada, se rompe con la luz de los cohetes que anuncian que una nueva Romería ha pasado. Atrás queda el esplendoroso Paseo de Caballos, con la respectiva ofrenda floral a cada una de las hermandades del municipio, la Eucaristía previa en la noche del viernes, donde se recibieron a los nuevos hermanos, la banda sonora del coro y las palabras de agradecimiento de un párroco al trabajo y esfuerzo de estos romeros encabezados por la única mujer que ostenta la vara dorada en una cofradía en La Rinconada. “Juntos hacemos grande esta Romería” afirmaba en la noche del viernes Aurora Sánchez, siendo el mejor anuncio de lo que estaba por llegar, una Romería que ha crecido y que sigue sembrando nuevas ilusiones para la del año próximo.