No fue un buen partido del San José, ante un rival que le apretó muchísimo y un colegiado, González Fernández, que cometió algunos errores groseros. Pero, como decía Fran Martínez, “el San José lo que tiene que hacer es ganar, de la manera que sea, para abandonar cuanto antes una categoría que no le corresponde”. Y ganó, con grandes dosis de épica, contra pronóstico, cuando peor lo tenía, en inferioridad numérica, con goles de Luis Cubero y Kisko, que no habían hecho y buen partido, y con dos paradas milagrosas de Linares, que había encajado un gol desde el centro del campo.

Pero vayamos por partes. Los cañameros se vieron sorprendidos por el fulgurante inicio de los de Aurelio Santos. Los verdiblancos mordían, asfixiaban al San José que traba, como podía, de capear el temporal. En el minuto 9, Cortés vio adelantado a Linares y, desde el centro del campo, sacó un zapatazo espectacular que sobrepasó al portero. 1-0 y a remar contra corriente.

El gol despertó al San José. Los azulinos, que tienen más calidad que el Montequinto, empezó a triangular, a abrir las bandas y las ocasiones empezaron a llegar. Hubo un penalti clarísimo, por unas manos de Ángel dentro del área local que vio todo el mundo… menos el colegiado. Incluso su juez de línea le marcó la infracción, pero hizo caso omiso porque, según trasladaba a la comitiva cañamera en el descanso “él estaba más cerca de la jugada”. Si alguna óptica se anunciara en Radio Rinconada, el chiste estaría cantado.

Siguió apretando el San José, que, por momentos, embotelló en su área al Montequinto que, no obstante, tuvo una inmejorable doble ocasión para poner más tierra de por medio. Un centro al área en el que hubo una desaplicación defensiva, acabó con un remate a bocajarro que tocó Linares y se estrelló en el larguero y el rechace acabó con otro zapatazo al travesaño La suerte se ponía del lado azulino, aunque en la réplica visitante le volvía la espalda. Una jugada de estrategia acabó en un tiro franco de Mimi que la mandó a las nubes con todo a favor. Para colmo, se le torció el pie de apoyo y tuvo que salir del campo, sumándose a la lista de bajas cañameras.

Luego Mateos, que volvió loco a Portilla, cruzó en exceso un remate, Kisko no encontró portería y el auxiliar de González Fernández pitó tres fueras de juego milimétricos. Pero, con todo, y aun dando la sensación de poder haberse llevado un mejor resultado a la caseta, el marcador al descanso seguía siendo de 1-0.

En la segunda mitad, los cañameros trataron de seguir apretando, con Alemán de coche escoba tratando de evitar cualquier contra. En ataque, Kisko mandó fuera un balón claro y Mateos, más tarde, también cruzó en exceso cuando Luis Cubero esperaba para rematar, libre de marca. Empezaba a impacientarse el San José, mientras los locales guardaban la ropa y avisaban a la contra. El duelo se trataba y los de Aurelio Santos ralentizaban todas las jugadas, intentando arañar los máximos segundos posibles al crono.

En el 63, Mateos vio la segunda amarilla y dejó al equipo perdiendo en inferioridad. Se le ponía imposible al San José. ‘Josito’ Hernández tenía que inventar y lo hizo colocando a Alberto de palomero para peinar balones largos. Esa fue la consigna y le salió bien, porque el central se llevó todos los duelos aéreos ante los verdiblancos. Sin embargo, lo de desvestir un santo para vestir otro implicaba riesgos que a los cañameros no les quedaba más remedio que asumir. Alemán se multiplicaba, pero no tenía el don de la ubicuidad; Manu Gallardo y Espinar trataban de compaginar defensa y ataque, pero no siempre lo conseguían. En éstas, avisó el Montequinto, con buena respuesta de Linares, y, poco después, en un dos contra el arquero, Linares sacó una mano milagrosa a Benítez cuando se cantaba el segundo tanto. El posterior rechace, lo mandaba el atacante al lateral de la red.

En el minuto 80, otro balón aéreo que ganó Alberto, llegó a Kisko que hizo una especie de centro chut que fue a buscar Luis Cubero en el segundo palo a la par de un defensor. Parecía que González Fernández había dado córner, pero el juez de línea se situó en la zona del área indicando que lo que pitaba el colegiado era penalti.

Luis Cubero lanzó fuerte al centro. Melero se venció a un lado y el empate subió al marcador. Tablas con diez futbolistas y con Linares como salvador. No parecía mal resultado a tenor de cómo estaba el partido, pero sí al mirar la clasificación.

El Montequinto, que se veía con el partido ganado, trató de estirarse y dejó huecos. Poco después, un centro al área lo despejó un defensa, llegó a Alemán, que remató en semifallo, quedando la pelota suelta para que Kisko aprovechara la mala colocación de Melero e hiciera el 1-2 y desatando la euforia de sus compañeros, el banquillo azulino y los seguidores visitantes presentes en las gradas. El tanto se celebró como un ascenso.

Los locales trataron de irse arriba, pero este San José sabe echar el cerrojo y no hizo concesiones. Mucha seguridad de los centrales en los balones aéreos. A los de Aurelio Santos se le acabaron de torcer las cosas cuando el auxiliar, a instancias del árbitro, señalizaba cuatro minutos de descuentos. Cabreo monumental porque se había perdido muchísimo más. Sin embargo, al final el alargue se extendió a seis minutos, aunque los locales casi no se acercaron más que en el runrún de balones aéreos en los que la defensa azulina se sintió muy cómoda. Además, para colmo de males del anfitrión, Ángel vio la segunda amarilla y las fuerzas volvieron a equilibrarse.

Tras el final del choque, el San José escala hasta la décima posición, a cinco puntos del Alcalá, cuarto clasificado y que marca el límite de los Play Offs. El sábado, a las 19:00 horas, en cuadro por las bajas de Mimi, Mateos y Ángelo, que vio la quinta amarilla, al Morón de ‘Che’, que ganaba 2-0 al Mosqueo y es otro de los obstáculos que tienen que superar los cañameros para alcanzar los cuatro primeros puestos.